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SMARTPHONE ANTIESPÍAS
Taiga es un teléfono diseñado para uso profesional que evita que las apps espíen el uso que haces de ellas.
Un teléfono a prueba de vigilancia por unos 250 euros bautizado con el nombre de unos bosques siberianos de aspecto desolado. Así es Taiga Phone, diseñado por la compañía InfoWatch, una empresa dirigida por Natalya Kaspersky... cofundadora de la empresa de seguridad que lleva su apellido.
El smartphone de marras usa su propia versión de Android, que permite ejecutar aplicaciones de manera habitual pero les impide recolectar información. También incluye una función de administrador que puede permitir controlar qué apps están funcionando en el dispositivo y qué contenido puede utilizar o compartir el usuario. Esta función está diseñada para uso corporativo.
Este último es el uso primordial que tiene el dispositivo, para asegurar la privacidad de documentos o emails de trabajo que podrían ser recolectados por empresas como Google o Facebook y que podrían caer en malas manos en caso de un ataque al dispositivo.
Y sí, es cierto que las aplicaciones de correo como Gmail escanean el texto de los emails para mostrarte anuncios, pero los desarrolladores de Taiga afirman que no podrán recopilar información de uso.
Un teléfono antiespías en el país de los espías
Los 50.000 primeros terminales, fabricados en China, estarán destinados a empresas rusas. El motivo: que “la mitad de la pérdida de datos en Rusia se produce en dispositivos móviles”, según afirmaron en la puesta de largo del terminal.
Al margen de su sistema de seguridad, el dispositivo es de cinco pulgadas, tiene dos ranuras SIM y dos cámaras (frontal y trasera) y se encuentra en la última fase de producción, por lo que las compañías que quieran evitar la fuga de información con este curioso teléfono verde tendrán que esperar un poco.
La que fuera cofundadora de una de las mayores empresas de seguridad del mundo trabaja también con el Kremlin en proyectos de seguridad informática. Uno de los objetivos del presidente Putin, según cuenta Bloomberg, es recortar el poder de las grandes tecnológicas estadounidenses en territorio ruso.
Taiga no es el primer intento de fabricar móviles seguros a gran escala. En 2014 se lanzó Black Phone, un terminal español que encriptaba todas las actividades registradas. Un año después aparecía el carísimo Turing Phone, que prometía “coger todos tus datos y cifrarlos de manera local en tu propio teléfono” sin recurrir a la nube. Por cierto, este último ya superaba los 1.000 dólares en su precio, mucho antes que el esperado iPhone X.