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SU GOBIERNO PLANTA CARA A LAS GRANDES

Alemania contra Facebook y WhatsApp: ¿Puede un país parar a una gran tecnológica?

Alemania les está 'parando los pies' a Facebook y WhatsApp ¿Sería posible algo así en toda Europa?

¿Puede un país parar a una gran tecnológica? Agencias

En ocasiones, no sabemos si de manera justa o injusta, tenemos la sensación de que las empresas tecnológicas, por el tamaño y la relevancia que han cogido, son las que tienen la sartén por el mango. Y no sólo de cara a los usuarios, sino también frente a los posibles gobiernos que decidan aplicarles las leyes de cada país.

El debate es recurrente y en los últimos meses ha surgido un ejemplo curioso: Alemania parece haberse sumergido en una intensa batalla con varias de estas empresas, a las que piensa obligar a cumplir las leyes germanas si quieren seguir operando su país. Concretamente, el gobierno de Angela Merkel ha tenido que vérselas con WhatsApp y Facebook.

Un combate desigual

La app de mensajería instantánea fue el primer contendiente. Y es que, cuando WhatsApp anunció que empezaría a compartir nuestros datos con Facebook con claros objetivos comerciales, el gobierno alemán no sólo lo vio mal, sino que de hecho tomó cartas en el asunto. A finales del pasado septiembre, el comisionado de la protección de datos del Ejecutivo prohibió tajantemente a WhatsApp llevar a cabo este uso compartido de datos. Según el Gobierno, esa práctica contradecía las leyes de protección de datos alemanes. A día de hoy la lucha sigue abierta... y veremos quién la gana.

La segunda batalla ha tenido menos repercusión, pero también es significativa. Tiene lugar con Facebook, una de las múltiples plataformas tecnológicas que ha reconocido tener un verdadero problema con la aparición de noticias falsas en su red social y la posición predominante que estas acaban teniendo merced al algoritmo de la compañía.

A día de hoy, tanto Facebok como Google ya han anunciado medidas para eliminar o filtrar este tipo de noticias, pero el gobierno alemán, una vez más, ha ido un paso más allá: según 'The Next Web', Alemania estudia imponer a Facebook una multa de hasta 500.000 dólares por cada noticia falsa detectada. La medida parece de aplicación imposible, pero el desafío del gobierno alemán ha encendido todas las alarmas.

Las compañías se defienden: “Nos rigen las leyes de EEUU”

Y ante estos hechos, ¿qué dicen las compañías tecnológicas? ¿Aceptan estas aplicaciones legislativas extranjeras? Parece evidente que no, sobre todo si nos paramos a mirar con detalle lo que en realidad estamos firmando cuando nos damos de alta en Facebook o en Whatsapp. Sin embargo, la lucha dialéctica y legal ya ha comenzado.

La primera en prevenir este asunto fue WhatsApp. Y es que, tras anunciar el uso compartido de datos con Facebook, la aplicación modificó sus términos legales, en los que les dejaba las cosas claras a sus usuarios: “Reconoces que las leyes, reglamentaciones y normas del país en el que se almacena o procesa tu información pueden ser diferentes de aquellas que rigen en tu propio país”. Es decir, que si WhatsApp está establecida en California y guarda los datos ahí, da igual de donde seas tú: las únicas leyes que rigen son las del Estado de California.

Por si no te ha quedado claro, los nuevos términos de WhatsApp inciden bastante en ello: “Aceptas (…) la transferencia y el procesamiento de tu información en los Estados Unidos y otros países de manera global donde tenemos o usamos instalaciones, proveedores de servicios o socios, independientemente de dónde usas nuestros servicios”, aseguran desde la app.

¿Quién manda, la compañía o el Gobierno?

La polémica está servida. Por un lado, WhatsApp (y cualquier otra tecnológica, por norma general) dice a sus usuarios que las leyes que regirán a ambos serán las americanas, no las del país del propio usuario. De hecho, eso es lo que firma cada cual cuando empieza a usar WhatsApp. Por otro, sin embargo, Alemania parte de un punto que tiene cierta lógica, sobre todo en los estamentos laborales: por mucho que el usuario haya firmado eso, si ese contrato tiene algo de abusivo será sancionado por la ley competente.

Es decir, que si en tu contrato de trabajo con una empresa extranjera pone que tu jefe puede escupirte cada mañana y tú lo firmas, da igual que eso esté aceptado en el país de la empresa: si escupir a un empleado es ilegal en el país donde está la sede será castigado por la ley, por mucho contrato que se firmara. Se entiende el ejemplo, ¿verdad?

La pregunta, entonces, cambia de rumbo: más allá de que el contrato que un usuario firma con Facebook, WhatsApp o Twitter sea legal, ¿quién debe decidir si lo es, la ley americana o las leyes que rijan cada uno de los países en los que estén establecidas estas redes sociales?

El asunto no es poca cosa ya que, aunque Alemania esté llevando la voz cantante en este sentido, no es el único país que estudia 'revelarse' contra las tecnológicas (sobre todo contra WhatsApp): tanto Italia como Francia también sopesan obligar a las redes sociales a cumplir las normas de cada país al que acudan. De hecho, Francia y Alemania ya han pedido a la UE, de manera conjunta, que establezca una ley unitaria europea que sea aplicada a estas plataformas. De este modo las compañías no tendrán que ir adaptándose a cada ley una por una, pero sí tendrían que adaptarse a la ley europea común que pudiera ser aprobada por la UE.

Y ojo, que quizá estemos en ese camino. Y es que este mismo mes la Unión Europea ha aprobado obligar a compañías como WhatsApp o Skype a funcionar como si fueran otra compañía de telecomunicaciones. De este modo, tendrán que adaptarse a la nueva ley de protección europea, que entrará en vigor en 2018, si quieren establecer sus servicios en los países de nuestro entorno.

Por ahora es sólo un paso (y no tan relevante como pretendía Alemania), pero no es poca cosa. La Unión Europea ya ha dado los primeros pasos para que las tecnológicas, por muy globales o americanas que sean, tengan que cumplir las leyes de los países o entornos en los que se instalan. Veremos si esto pronto afecta a otras redes sociales... y cómo reaccionan los Zuckerberg y compañía.

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