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PETENDÍA SER UN NIDO DE PROYECTOS FUTURÍSTICOS
Empezó en 2016 con una notoria campaña de relaciones públicas. Building 8 sería el laboratorio de ideas y de proyectos experimentales de Facebook. La iniciativa sonaba mucho a Google X, la división de la compañía que abordaba proyectos variopintos, desde la robótica a los biosensores. De allí surgieron proyectos con suerte dispar como el coche autónomo, las Google Glass o Project Loon.
De entrada había una diferencia. Mientras que Google X –que después pasó a llamarse solamente X, dentro de Alphabet– se había mantenido casi en secreto, la puesta en marcha de Building 8 se anunciaba públicamente. Además, se traía a una estrella, Regina Dugan, para liderar el proyecto.
Ahora Building 8 ha echado el cierre, según informa Business Insider, y da al traste con la voluntad de centralizar la investigación de la compañía. Algunos de los proyectos que esta división tenía en marcha seguirán adelante. El centro se desguazará para repartir sus recursos entre diferentes secciones dentro de la compañía, como Facebook Reality Labs.
El primer producto que salió de Building 8, el altavoz con pantalla Portal, mostraba el deseo de Facebook por trabajar el hardware, un área que nunca se le ha dado bien. El dispositivo ya está en el mercado. Aún no se sabe cómo han ido sus ventas, pero la fecha de su lanzamiento –con el escándalo de Cambridge Analytica coleando– no parecía el más momento más indicado.
En 2016 todo tenía mejor pinta. Regina Dugan llegaba a Facebook con un currículum avasallador. Había trabajado tres años en DARPA, la agencia gubernamental encargada del I+D del departamento de Defensa de Estados Unidos. Después pasó por Google, donde lideró el ATAP (Advanced Technology and Projects), un grupo cuyo nombre expresa perfectamente sus objetivos.
Dugan era la candidata perfecta para el ambicioso Building 8 de Facebook, que la compañía podía nutrir con abundantes recursos y financiación. En aquel momento se hablaba de tirar barreras abajo y tender puentes, siempre mirando hacia el futuro. El entusiasmo tecnológico que desprendía Building 8 se alimentaba con pinceladas –anunciadas o filtradas– de proyectos en los que trabajaba el grupo. Un wearable capaz de transmitir información a través de la piel o un sensor que escanea el cerebro –¿quién dejaría ahora que algo tocado por Facebook escaneara su cerebro?– para escribir mentalmente.
Los aires prometedores se truncaron cuando Dugan se marchó en octubre de 2017, al mismo tiempo que Facebook empezaba a ser demasiado cuestionada por su papel pasivo en las elecciones estadounidenses de 2016. No se sabe en qué han quedado estos proyectos futuristas. Tal vez algunos sigan su camino de cara a una comercialización lejana, aunque Facebook parece hoy más interesado en resolver sus problemas inmediatos que en ejercer de mesías tecnológico. Lo que parece claro es que la marca, Building 8 y toda su aureola de innovación experimental, desaparece.