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VIRALIZACIÓN DE NOTICIAS FALSAS
Instagram es el paraíso de lo 'cuqui' y de todo lo que nos gusta, pero como herramienta puede ser la guinda del pastel de los que quieren difundir bulos.
Tiene ochocientos millones de usuarios y, basándonos en datos de Estados Unidos, es la plataforma que ha tenido un crecimiento más acentuado en los dos últimos años. Además, tiene una base de usuarios mucho más jóvenes que Facebook y las interacciones con el contenido son más intensas que en otras redes sociales que se le han quedado por detrás, como Twitter o Snapchat.
Hasta aquí todo ideal. Pero un investigador de la Universidad de Columbia ha publicado un informe sobre el alcance de la propaganda en la red social, dadas esas cifras, y sus conclusiones no son nada halagüeñas: considera que puede ser un importante distribuidor de contenidos.
El autor hace referencia a una campaña islamófoba orquestada, según indica él, por conexiones con agitadores rusos. En ella aparece una mujer sonriente con hiyab con un texto ofensivo alrededor suya, lo tuvo una importante respuesta en forma de 'likes' y de viralización.
El contenido fue creado por la agencia de trolls rusa Internet Research Agency (IRA), con sede en San Petersburgo, famosa por ser especialista en crear perfiles falsos para difundir rumores y bulos.
Tomando ejemplos como esos el autor del informe sostiene que, aunque Facebook, Google y Twitter sean el paraíso de las 'fake news', es Instagram el lugar perfecto donde meter el caballo de Troya de la desinformación. De hecho, ésta última dobla en usuarios a Twitter, por lo que habría que prestar la atención al fenómeno antes de que se expanda.
Hubo herramientas externas que funcionaron muy bien en la expansión, como las apps destinadas a republicar las imágenes (el 'retuit' de Twitter, algo que en la red social propiedad de Zuckerberg no existe).
Siguiendo el rastro de la publicación, el autor halló más de dos millones y medio de interacciones con las publicaciones, aunque hay un efecto 'zombie' que se produce incluso cuando se eliminan las fuentes originales, por lo que puede haber hasta 145 millones de interacciones con la imagen de forma pasiva.
Instagram fue creado básicamente para compartir rápidamente imágenes y todos somos conscientes de la potencia de una imagen actualmente. Es una red social similar a Facebook pero es más eficaz con los mensajes visuales que la primera y puede llegarse a la situación de que ya no sólo se use para difundir imágenes íntimas, sino para trasladar mensajes como el analizado en el informe.
El autor apunta que también cuenta con una plataforma muy sofisticada de publicidad que sirve para encontrar público similar al que le gusta una publicación de manera muy sencilla. También alerta en el informe de su gran capacidad para viralizar vídeos y memes-bulos, aunque ahora no sea algo habitual ahora mismo.
El ejemplo islamófobo, que corrió como la pólvora está ahí como alerta para el futuro, por más que Instagram se cargara la cuenta de la cual partió el montaje islamófobo, además de 170 cuentas que han sido responsables de otras 120.000 publicaciones.