Astronomía, divulgación, descubrimientos, ecología, innovación...
SE LE ACABA EL TIEMPO
Twitter tiene demasiados problemas, y como no se ponga manos a la obra con ellos lo va a pasar mal, muy mal.
Es la red social más relevante a la hora de medir el prestigio y la influencia, pero ni mucho menos lo es en alcance global. Además, detrás de esa pátina de recurrencia, Twitter lleva años acumulando serios problemas para poder dar un verdadero paso adelante a la hora de convertirse en una plataforma poderosa y -sobre todo- rentable.
Lo peor es que cada vez le queda menos tiempo para conseguir su objetivo: pese a sus múltiples intentos, la red social sigue sin dar con la tecla adecuada, y en ese contexto está probando las últimas medidas, casi como un grito a la desesperada.
Su mayor problema: la basura, el spam, los troleos...
En un contexto social, Twitter es capaz de lo mejor... y de lo peor. Y es que cada vez cuenta con más usuarios, pero lo cierto es que sus perfiles son cada vez más peligrosos, alcanzando un nivel de violencia verbal inasumible desde el punto de vista de la imagen.
Esto ya le ha pasado factura de sobra: ya en 2016 la plataforma vio abortada su posible compra por parte de Disney, que estaba convencida del potencial de Twitter pero no estaba nada segura de mostrar su imagen de marca a una red social que acumula un nivel de enfrentamiento y comportamientos agresivos demasiado frecuentes.
Ahora Twitter pretende ponerle solución a este problema. Según detalla su informe de transparencia, la plataforma borró y expulsó a nada menos que 636.248 usuarios en 2016 por llevar a cabo un comportamiento extremadamente agresivo en el aspecto verbal. El 74% de estas expulsiones fueron llevadas a cabo por el propio equipo de la compañía, mientras que el resto fueron ejecutadas gracias a los reportes de la comunidad de usuarios.
Sin embargo, parece que sigue sin ser suficiente, ya que parece evidente que a día de hoy Twitter sigue teniendo problemas de agresividad en sus mensajes. De hecho, quizá el mayor problema ni siquiera sea para los usuarios normales y corrientes, sino para las 'celebrities', que no pueden controlar lo que se publica en sus perfiles -cosa que Facebook sí resuelve- y se plantean abandonar la red social.
Segundo problema: la rentabilidad
Al margen de los problemas de acoso interno, el dinero es el segundo tema que más veces se ha repetido casi desde que nació: ¿cómo demonios va a conseguir Twitter ser una plataforma rentable y dejar de perder dinero por todos los canelones sin un retorno económico evidente?
La situación no es nada fácil. Twitter lo ha intentado de muchas maneras: atrayendo 'celebrities', poniendo anuncios, vendiendo hashtags... Y estas medidas dan ciertos resultados, pero ni mucho menos los deseados, especialmente en comparación con el dinero que gasta.
Y en esas sigue la plataforma: este año sigue trabajando en anuncios personalizados para determinados usuarios. En ese sentido está intentado imitar la táctica que tan bien le funciona a Facebook: segmentar al máximo a los usuarios para que los anuncios sean cada vez más relevantes, y por tanto más caros. Sin embargo, las posibilidades de segmentación de Twitter siguen siendo muy reducidas, con lo que la rentabilidad parece complicada.
El tiempo dirá si Twitter consigue remontar el vuelo, pero el problema es cada vez mayor... y el tiempo cada vez más limitado.