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SEGÚN UN ESTUDIO
Para poder comprender las ventajas evolutivas de la memoria a largo plazo, es necesario descifrar su relación con la lucha por la supervivencia. Un estudio con murciélagos comedores de ranas salvajes muestra que estos animales, protagonistas del #Cienciaalobestia, pueden recordar sonidos para diferenciar presas comestibles y venenosas.
Hay ciertas habilidades que, una vez que las adquirimos, no tenemos que volver a aprenderlas, por ejemplo, andar en bicicleta o mirar a ambos lados antes de cruzar. Estas informaciones se almacenan en nuestra memoria a largo plazo, es decir, aquella que nos permite acumular recuerdos y mantenerlos durante mucho tiempo.
El ser humano es una de las especies con mayor capacidad de memoria, nuestra habilidad para recordar, de hecho, nos distingue del resto de animales. Sin embargo, existe poca investigación sobre la memoria a largo plazo en el mundo animal y los estudios que hay generalmente se han realizado en condiciones de cautividad.
Científicos del Smithsonian Tropical Research Institute, en Panamá, y de algunas instituciones norteamericanas han estudiado la capacidad de recordar de algunos murciélagos comedores de ranas (Trachops cirrhosus) que viven en libertad en el Parque Nacional Soberanía (Panamá).
Los autores de este trabajo han observado que esta especie posee memoria a largo plazo. "Descubrimos que pueden recordar una señal de comida durante al menos cuatro años", dice a SINC M. May Dixon, autora principal del artículo que publica la revista Current Biology y científica en la Universidad de Texas, en Austin.
"Investigar sobre animales salvajes es especialmente importante cuando se estudia la memoria. El cautiverio no presenta la misma cantidad de desafíos y oportunidades de aprendizaje que la naturaleza, y estudios previos han encontrado que los cautivos tienen cerebros más pequeños", explica la bióloga. "Nuestro trabajo es un punto de partida para explorar cómo los murciélagos usan la memoria para sobrevivir en el entorno natural", añade.
Una memoria de al menos cuatro años
El equipo de investigación entrenó a 49 murciélagos salvajes para que respondieran a unos sonidos reproducidos a través de altavoces. Dos tipos de tonos estaban asociados a una recompensa: si al escucharlos los ejemplares volaban hasta los altavoces, allí se encontraban un 'premio' de comida. Al contrario, con otros tres sonidos no eran recompensados.
Los murciélagos comedores de ranas utilizan el aprendizaje y la memoria a largo plazo para escuchar los sonidos que emiten sus presas y diferenciar entre las venenosas y las comestibles
Los animales aprendieron a distinguir los sonidos y solamente volaban hasta los altavoces cuando escuchaban los tonos que les proporcionaban la recompensa.
"Los murciélagos comedores de rana aprenden rápidamente y son un excelente organismo modelo para estudiar la ecología cognitiva y sensorial", afirma Dixon. Estos animales utilizan el aprendizaje y la memoria a largo plazo para escuchar los sonidos que emiten las ranas y diferenciar entre las venenosas y las comestibles.
Entre uno y cuatro años después, el equipo volvió a capturar ocho de los murciélagos entrenados −en los cuales habían implantado un microchip−, para averiguar si recordaban los sonidos. Los autores observaron que, incluso cuatro años después del entrenamiento, los animales reconocían los tonos asociados a la recompensa y al escucharlos volaban hasta el altavoz.
Sin embargo, la mayoría de ellos voló hacia el sonido también con aquellos tonos que no eran asociados a una recompensa. "Es posible que lo recuerden pero al haber pasado tanto tiempo quieren comprobarlo otra vez", explica Dixon. "O es posible que no puedan recordar la diferencia entre los tonos, y ese sonido es lo suficientemente parecido al de la recompensa que deciden verificarlo".
Para asegurarse de que no respondían a todos los sonidos que escuchaban, el equipo usó otro tono −diferente a todos los anteriores− y observó que la mayoría de los murciélagos no volaba hacia él.
La ventaja evolutiva de la memoria a largo plazo
"Este artículo es solo un comienzo", continúa la investigadora. "Como no volvimos a repetir el experimento otros años después, no sabemos si conservarán el recuerdo de esos sonidos por el resto de sus vidas o si lo olvidarán en algún momento".
Existen estudios sobre la memoria a largo plazo en animales salvajes. por ejemplo, se ha observado una capacidad de recuerdo de un año en peces limpiadores, de cuatro años en focas, de doce en elefantes.
"Esta investigación se encuentra todavía en una etapa relativamente temprana. Aún queda mucho trabajo por hacer para descifrar la capacidad de recuerdo de los animales y comprender las condiciones ecológicas que han seleccionado evolutivamente la memoria a largo plazo", concluye la científica.
Referencia:
Dixon et al., Long-term memory in frog-eating bats. Current Biology. Current Biology