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Kamo`oalewa
El asteroide (469219) 2016 HO3 es un objeto cercano a la Tierra (NEO, por sus siglas en inglés) que fue descubierto en 2016 con el telescopio PanSTARRS desde Hawái (EE UU) y bautizado como Kamo`oalewa en alusión a una cría o retoño del que habla un canto de creación hawaiano. En realidad así podría ser, y su ‘madre’, la Luna.
Un equipo de astrónomos dirigidos desde la Universidad de Arizona (EE UU) publican esta semana en la revista Nature Communications Earth and Environment un estudio donde se plantea que este pequeño asteroide, de entre 40 y 60 m de diámetro, es probable que sea un fragmento de nuestro satélite: una pequeña luna en miniatura que acompaña de cerca (a unos 14,5 millones de km) a nuestro planeta.
Kamo`oalewa es un cuasisatélite, objetos de los que se sabe poco por su poco brillo y ser difíciles de observar. En este caso es unos 4 millones de veces más débil que la estrella más tenue que el ojo humano puede captar en un cielo oscuro, y debido a su órbita solo puede verse desde la Tierra durante unas pocas semanas cada mes de abril.
El espectro o patrón de luz reflejada del asteroide Kamo`oalewa coincide con el de las rocas lunares que trajeron las misiones Apolo, lo que sugiere que procede de nuestro satélite
Utilizando el Gran Telescopio Binocular (LBT) del monte Graham, en el sur de Arizona, el equipo de astrónomos dirigido por el estudiante graduado Ben Sharkey y su tutor Vishnu Reddy descubrió el pasado abril –en 2020 no pudieron por la pandemia– que el espectro o patrón de luz reflejada de este pequeño asteroide coincide con el de las rocas lunares de las misiones Apolo de la NASA, lo que sugiere que procede de nuestro satélite.
“Kamo`oalewa refleja la luz solar de una forma más típica de los minerales que se encuentran en la Luna (silicatos) que de los asteroides más comunes”, explica Sharley a SINC, aunque reconoce que “más observaciones con telescopios aportarían nuevas piezas a este rompecabezas, y la recogida de muestras de este objeto confirmaría o rechazaría directamente esta hipótesis”. Científicos de Estados Unidos y China ya planean esa posibilidad enviando misiones.
La órbita de Kamo`oalewa también ofrece otra pista de su origen lunar, ya que es similar a la de nuestro planeta pero con una ligera inclinación. No es la típica de los asteroides cercanos a la Tierra, subraya otra de las autoras, Renu Malhotra: “Es muy improbable que un asteroide de los más comunes se desplace espontáneamente a una órbita casi satelital como la de Kamo`oalewa. Estimamos que llegó a ella hace unos 500 años, y no permanecerá aquí mucho tiempo, solo unos 300 años”.
En el artículo se discuten las distintas posibilidades sobre su origen. “Una de ellas es que Kamo`oalewa sea un asteroide común que se ha acoplado en su órbita actual por pura suerte”, apunta Sharkey, “pero si su órbita no es una simple coincidencia, eso nos indica que podría estar relacionado con el sistema Tierra-Luna. Y si procede de la Luna, podríamos pensar que esta ha recibido muchos impactos a lo largo de su historia. Quizá este asteroide sea el resultado de uno de ellos”.
En cualquier caso, los autores no están seguros sobre cómo pudo haberse desprendido, en parte, porque no se conocen otros asteroides de origen lunar.
El astrónomo Carlos de la Fuente Marcos de la Universidad Complutense de Madrid, que no ha participado en el estudio, recuerda que existen cálculos sobre la evolución del material eyectado durante la formación de cráteres de impacto en la Luna, que se conocen unos pocos meteoritos cuyo origen lunar está confirmado al 100 % gracias a las muestras del programa Apolo y alguna de los rusos, y que los impactos en nuestro satélite siguen ocurriendo hoy en día.
Material de origen lunar está siendo insertado en el espacio cercano a la Tierra: una parte puede colisionar con nuestro planeta produciendo meteoritos y el resto permanecer en un cinturón asteroidal
“Por tanto –señala–, la comunidad científica tiene claro que material de origen lunar está siendo insertado en el espacio cercano a la Tierra: una fracción puede colisionar con nuestro planeta produciendo meteoritos y el resto puede permanecer en la región circumterrestre formando parte del cinturón asteroidal de los Arjunas, objetos que comparten la órbita de nuestro planeta. Pero hasta ahora no se había encontrado una evidencia sólida, como la de Kamoʻoalewa, sobre la existencia de asteroides cercanos a la Tierra que pudieran tener su origen en impactos lunares relativamente recientes”.
“La mayoría de los asteroides de tipo Arjuna no han sido estudiados espectroscópicamente y no sería extraño que hubiese más con espectros compatibles con la composición del material lunar traído por las misiones Apolo”, pronostica De la Fuente Marcos, coautor de estudios donde se analizan otros cuasisatélites de la Tierra, como 2020 PP1, que parecen ser parientes dinámicos de Kamo'oalewa.
“No nos sorprendería que alguno de estos objetos tuviese un espectro consistente con el de Kamo'oalewa –concluye–, pero desafortunadamente son extremadamente difíciles de observar y solo los telescopios más grandes (como el LBT o el Gran Telescopio CANARIAS) pueden facilitarnos información espectroscópica de ellos”.
Referencia:
Ben Sharkey et al. “Lunar-like silicate material forms the Earth quasi-satellite (469219) 2016 HO3 Kamoʻoalewa”. (Nature) Communications Earth & Environment, 2021.