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TAMAÑO DEL CUERPO Y DEL CEREBRO
Un equipo de la Universidad de Washington vincula, por primera vez y de forma directa, la capacidad cognitiva de los pájaros con una respuesta física frente al calentamiento global. De esta forma, las aves migratorias norteamericanas con cerebros más pequeños son significativamente más débiles y ven reducido su tamaño ante el cambio climático.
Desde 1970 se han perdido 3.000 millones de aves en Norteamérica, aproximadamente una de cada tres. Conocer su adaptabilidad a la crisis climática es fundamental para su conservación. Hasta ahora, varios estudios habían demostrado que las aves con cerebros más grandes tienden a sobrevivir mejor en la naturaleza. Asimismo, los pájaros migratorios norteamericanos están reduciendo su tamaño a medida que las temperaturas se han ido calentando en los últimos 40 años.
Tres investigadores de la Universidad de Washington (EE UU) han descubierto que aquellas que tienen cerebros muy grandes, en relación con el tamaño de su cuerpo, no se redujeron tanto como las de cerebros más pequeños.
“No es que las especies de cerebro grande no hayan disminuido de tamaño. Las aves con una diferencia de aproximadamente dos veces el tamaño del cerebro (en relación con su tamaño corporal) fueron capaces de reducir el efecto del calentamiento en su tamaño corporal en aproximadamente un 70%. Pero no pudieron escapar por completo a los cambios”, dice a SINC Justin Baldwin, investigador del laboratorio de Carlos Botero en la Universidad de Washington, ambos firmantes del trabajo que publica la revista Ecology Letters.
“Por ejemplo, descubrimos que la familia de la curruca del bosque (Setophaga angelae) tiende a tener cerebros más pequeños y a disminuir más su tamaño corporal. Sin embargo, la familia de los gorriones del Nuevo Mundo (Passerellidae), con cerebros más grandes, han disminuido menos su tamaño corporal”, apunta.
Nos intrigó que algunas especies de aves disminuyeran más que otras. Pensamos que tal vez el tamaño del cerebro pudiera explicar parte de esta variación
El equipo de la universidad americana basó su estudio en trabajos anteriores realizados por biólogos de la Universidad de Michigan y del Museo Field de Chicago, ambos en EE UU. Estos trabajos recogieron especímenes de aves migratorias en el centro de Chicago, en temporada de migración y durante unos 40 años. Los científicos descubrieron que, en general, las aves estaban reduciendo su tamaño corporal, probablemente como respuesta al calentamiento de las temperaturas en las zonas de cría.
“Nos intrigó que algunas especies de aves disminuyeran más que otras. Pensamos que tal vez el tamaño del cerebro pudiera explicar parte de esta variación de los cambios en el tamaño del cuerpo. En todas las aves, las especies con cerebros grandes son las que construyen herramientas, viven en grupos sociales complejos, consiguen persistir en entornos difíciles, viven más tiempo, invierten más energía en la crianza de las crías y acaban sobreviviendo mejor en la naturaleza. Creímos que los cerebros grandes también serían una característica clave que ayuda a las aves a enfrentarse al cambio climático”, subraya.
Para llevar a cabo el trabajo, acudieron a museos y midieron el tamaño de los cerebros de las especies. Luego combinaron los datos del estudio de Chicago —que incluía información de unas 70.000 aves que murieron al chocar con edificios entre 1978 y 2016— con los suyos y utilizaron modelos estadísticos para responder a la pregunta: ¿Es el efecto del calentamiento de las temperaturas en los lugares de cría más fuerte o débil para las especies con cerebros más grandes?
“Esto reveló que el efecto del cambio climático es más intenso —lo que lleva a una mayor reducción— para las especies con cerebros más pequeños”, recalca el científico. El tamaño relativo del cerebro suele considerarse un indicador de la flexibilidad del comportamiento de las aves, aunque este concepto es más controvertido en otras especies animales.
Los nuevos resultados son significativos porque es la primera vez que los científicos han podido demostrar una relación directa entre la cognición y las respuestas fenotípicas al cambio climático. Los autores declaran no poder afirmar de forma concluyente cómo las temperaturas más cálidas podrían acabar disminuyendo el tamaño corporal de las aves, pero consideran dos posibles mecanismos, que incluso podrían estar ocurriendo al mismo tiempo.
El efecto del cambio climático es más intenso para las especies con cerebros más pequeños
“En primer lugar, la selección natural podría favorecer a las aves que pueden disipar mejor el calor. Esto se debe a que las más pequeñas tienen una mayor relación entre superficie y volumen, por lo que ser pequeñas puede ayudarlas a mantenerse frescas. En segundo lugar, en los veranos más cálidos podrían tener menos comida disponible en el momento en que alimentan a sus crías”, explica Baldwin.
“En ese caso, los pájaros podrían ser cada vez más pequeños debido a la disminución de alimento a lo largo de los años. Independientemente de cómo las temperaturas más cálidas conducen a tamaños corporales más pequeños, las aves con cerebros más grandes parecían ser capaces de evitar los efectos más fuertes del calentamiento”, añade.
Es probable que el cambio climático afecte a ecosistemas enteros y esto podría crear nuevas interacciones entre depredadores y presas, o nuevas asociaciones de hábitat. Otras investigaciones han demostrado que las especies de aves de mayor tamaño cerebral podrían tolerar la urbanización y las ciudades, lo que constituye una especie de ‘hábitat novedoso’.
Creo que el reto de promover la conectividad de las poblaciones podría depender de la especie y la región en cuestión, del alcance de los cambios en el medio ambiente y de la magnitud de las respuestas de las especies a estos cambios
“Creo que el reto de promover la conectividad de las poblaciones podría depender de la especie y la región en cuestión, del alcance de los cambios en el medio ambiente y de la magnitud de las respuestas de las especies a estos cambios”, asegura.
La conectividad entre poblaciones reproductoras es importante para la supervivencia a largo plazo de las especies, ya que las poblaciones fragmentadas pueden sufrir cuellos de botella genéticos, baja diversidad genética, tamaños de población más pequeños y mayor riesgo de extinción.
“Otras investigaciones sugieren que las rutas migratorias están cambiando para algunas especies de aves, pero no está claro hasta qué punto esto está extendido en todo este tipo de especies”, indica.
El análisis concluye que las especies de menor tamaño podrían estar sometidas a una selección natural especialmente fuerte, un hecho que se podría tener en cuenta para la gestión de la conservación de estos animales.
Referencia:
“Phenotypic responses to climate change are significantly dampened in big-brained birds” Ecology Letters