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SEGÚN UN ESTUDIO
Un estudio publicado en la revista Molecular Psychiatry aporta nuevas evidencias sobre los posibles efectos de los ftalatos en el desarrollo cerebral. Se asocian también con menores medidas volumétricas en el cerebro.
Los niños y niñas cuyas madres tuvieron una mayor exposición a ciertos ftalatos durante el embarazo tienden a mostrar una menor materia gris total en sus cerebros a los 10 años. Esta es una de las principales conclusiones de un estudio liderado por la NYU Grossman School of Medicine y el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), centro impulsado por la Fundación la Caixa, y publicado en la revista Molecular Psychiatry.
El estudio también descubrió que la exposición materna a plastificantes durante el embarazo se asocia con un menor cociente intelectual a los 14 años, lo que confirma los resultados de dos estudios previos sobre esta cuestión. Además, el equipo investigador observó que esta relación entre la exposición a ciertos ftalatos y un menor cociente intelectual infantil está parcialmente influida por los volúmenes totales de materia gris. En otras palabras: la exposición a plastificantes antes del nacimiento podría conducir a un menor volumen total de materia gris en la infancia, lo que a su vez podría estar relacionado con un menor cociente intelectual.
Por último, los resultados mostraron una asociación entre la exposición gestacional a plastificantes y menores volúmenes de materia blanca en las niñas.
Los ftalatos son un grupo de sustancias químicas que se utilizan de forma ubicua como plastificantes y disolventes en una amplia gama de productos comerciales, como productos de cuidado personal, envases de alimentos o suelos de vinilo. Estudios anteriores han demostrado que determinados ftalatos están asociados a una función cognitiva, un desarrollo social y unas habilidades motoras menos óptimos, así como a problemas de comportamiento en la infancia.
Para aportar nuevas pruebas, las y los autores utilizaron datos de 775 parejas madre e hijo de Generation R, una cohorte de neuroimagen pediátrica con sede en Rotterdam (Países Bajos). La exposición a ftalatos de las madres se evaluó mediante muestras de orina recogidas durante el embarazo. Dado que los ftalatos son difíciles de detectar debido a su rápida descomposición en el cuerpo humano, el análisis de las muestras se centró en la detección de metabolitos de ftalatos, los productos de descomposición generados como consecuencia de la presencia de ftalatos.
Se tomaron medidas volumétricas del cerebro de los niños y niñas mediante resonancias magnéticas a la edad de 10 años. Por último, se evaluó el coeficiente intelectual mediante pruebas estándar realizadas cuando tenían 14 años.
El análisis estadístico reveló una asociación entre mayores concentraciones gestacionales de ftalato monoetílico (mEP) y menores volúmenes totales de materia gris a los 10 años, tanto en niños como en niñas. El mEP es un metabolito, o producto de descomposición, del ftalato dietílico, un compuesto utilizado para hacer los plásticos más flexibles y en productos cosméticos.
Las concentraciones maternas más elevadas en orina durante el embarazo de ácido monoisobutilftálico (mIBP), un metabolito del diisobutilftalato (DIBP), se asociaron con un menor tamaño de la sustancia blanca sólo en las niñas. El DIBP también se utiliza como plastificante.
La materia gris es el tejido que contiene la mayor parte de los cuerpos celulares neuronales del cerebro y nos ayuda a procesar la información y gobernar nuestros músculos. Esta parte del cerebro es esencial en nuestra capacidad para aprender y retener información, hablar, movernos o procesar sensaciones y percepciones.
A su vez, la sustancia blanca es un tejido cerebral que actúa como red de comunicación entre las distintas zonas de sustancia gris y entre nuestro cerebro y el resto del cuerpo.
En 2020 y 2021, el estudio Generation R informó de que las concentraciones urinarias prenatales maternas de ftalatos se asociaron con un menor cociente intelectual no verbal a la edad de 6 años . Tras demostrar que la asociación persiste a los 14 años, el equipo científico afirma que "el impacto de la exposición a los ftalatos en el cerebro y la cognición infantil continúa en la adolescencia".
El nuevo estudio estima que el 18% del efecto total de la exposición a ftalatos en el embarazo sobre el cociente intelectual infantil podría explicarse por cambios en los volúmenes de materia gris tanto en niños como en niñas. En las niñas, se observó que la asociación entre la exposición gestacional a mIBP y un menor cociente intelectual se debía a un menor tamaño de la sustancia blanca cerebral en una proporción del 76%.
"Aunque las diferencias observadas en las medidas volumétricas y en las puntuaciones de cociente intelectual fueron pequeñas a nivel individual, es el panorama general el que ofrece motivos de preocupación por la exposición generalizada a los ftalatos y la escasa regulación, lo que conlleva un alto impacto en la salud pública", afirma Mònica Guxens, investigadora de ISGlobal y última autora del estudio.
"A la luz de las evidencias científicas sobre sus efectos en la salud, países como EEUU o regiones como la UE han aumentado las regulaciones de estas sustancias ubicuas. Sin embargo, el uso de nuevos compuestos para sustituir a los regulados hace que persista el impacto global de la exposición prenatal a los ftalatos", afirma Akhgar Ghassabian , investigadora de la Facultad de Medicina de la NYU.
Referencia:
Ghassabian A et al. "Prenatal exposure to common plasticizers: a longitudinal study on phthalates, brain volumetric measures, and IQ in youth". Mol Psychiatry.