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Un sistema monitoriza en tiempo real datos de conservación de cuevas
En la actualidad, más de 2.000 personas recorren cada día las distintas galerías de El Soplao en Cantabria durante los meses de julio y agosto, los de mayor afluencia. Esto hace que la temperatura, el dióxido de carbono presente en el aire y la presión aumenten. El impacto que este gas produce sobre las formaciones geológicas puede provocar lluvia ácida, que resulta altamente corrosiva.
El grupo de Electrónica, Comunicaciones y Telemedicina de la Universidad de Almería ha desarrollado una metodología en esta cueva descubierta en Cantabria a principios del siglo XX y que representa una importante atracción para la zona por su riqueza geológica y por los yacimientos paleontológicos, en los que se han descrito, entre otros hallazgos, nuevas especies de insectos fosilizados en ámbar.
El estudio, publicado en el Journal of Cleaner Production, muestra cómo el sistema que han desarrollado los científicos ofrece segundo a segundo la información relativa a la cantidad de dióxido de carbono presente, humedad, temperatura, lluvia, fuerza del viento, dirección de éste y presión barométrica. Estas variables deben permanecer estables dentro de un rango para asegurar que el estado de la cueva se mantenga. Si en algún momento se altera alguna de ellas es posible actuar de forma inmediata para evitar el más mínimo deterioro.
Entre las distintas estrategias en la conservación de los espacios geológicos se encuentra la limitación de visitas, pero no siempre se dispone de datos concretos que determinen qué cantidad de turistas admite una gruta sin que se vea afectada.
“Ejemplos como la cueva de Altamira, actualmente cerrada al público por los daños irreparables que se generaron con las visitas masivas, sirvieron para emprender medidas que eviten que esta situación vuelva a repetirse. Con nuestro método, podemos conocer en tiempo real en qué estado se encuentra la cueva y aplicar medidas urgentes para que la regeneración se produzca y que así podamos disfrutarla sin una fecha de caducidad”, afirma Núria Novas, autora del artículo y científica en la Universidad de Almería.
Cuevas sostenidas con responsabilidad
El sistema consiste en una serie de sensores distribuidos a lo largo de la cueva para medir en tiempo real los niveles que se quieren conocer. Esta información se transmite a una estación central donde se relacionan directamente con el número de visitas diarias.
Los datos, obtenidos al segundo, permiten actuar de manera inmediata ante un valor significativo en un periodo concreto. Hasta ahora, solo ofrecían los análisis teniendo en cuenta valores medios. Esta información es insuficiente para un conocimiento del grado de cambio que pueden suponer las visitas en distintos momentos del día o en diferentes estaciones.
Normalmente, los datos obtenidos se analizan al finalizar una visita y se observa cómo ha cambiado el microclima. En función de los resultados, la siguiente entrada se realizará pasado el tiempo suficiente para que la cueva se recupere y no se vea afectada por la intrusión.
“Por el momento, cada noche los niveles se recuperan. Sin embargo, hace unos años esto no fue así y apareció un hongo que deterioraba el techo, lo que supuso la disminución de las visitas de El Soplao hasta que los expertos consiguieron eliminarlo”, explica la investigadora.
Referencia bibliográfica:
"A real-time underground environment monitoring system for sustainable tourism of caves". Journal of Cleaner Production