Según mails internos
Uber explotó la rivalidad entre Madrid y Barcelona en beneficio propio: "Debemos crear un desafío"
La compañía, en un correo interno, señaló que debían hacer "competir" a Barcelona y Madrid "por ver quién adoptaba primero una regulación del ridesharing".
La compañía norteamericana Uber trató de explotar la rivalidad entre las ciudades de Madrid y Barcelona -y por tanto entre sus gobiernos- en beneficio propio, según consta en la documentación de los Papeles de Uber, una investigación internacional liderada por The Guardian y el ICIJ en el que participan laSexta y El País.
"Debemos crear un desafío entre Cataluña, gobernada por CiU y ERC, y el Gobierno nacional, del PP, a favor de la liberalización, para hacerles competir por ver quién adopta primero una regulación del ridesharing", señala una presentación interna que habla sobre la estrategia de presión de Uber en España.
La compañía comenzó una estrategia de contactos formales para lograr cambios en la ley. Lo hacían con un equipo nombrado internamente como 'Spain Lobbying' y su mensaje era claro: vendían la "economía colaborativa" como una oportunidad para la movilidad en la ciudad, el crecimiento económico y el medio ambiente.
Los primeros encuentros de Uber con la política catalana no dieron sus frutos, tal y como se desprende de los resúmenes hechos por el grupo Spain Lobbying: "Parecen abiertos a crear una regulación para el ridesharing, pero no quieren que sigamos con una estrategia de hechos consumados".
Además, señalaban que el Gobierno catalán no se adaptaba "a la evolución del mercado" y que su posición atentaba contra la "libre competencia" y eso podía tener "un impacto negativo sobre la imagen y reputación de Barcelona".
En cuanto a Madrid, antes de aterrizar en septiembre del 2014, ya lo señalaban como un mercado más fácil y apuntaban que Ignacio González representaba la "facción más liberal" del PP: "Está ansioso para que que Uber entre en el mercado" pero "no irán a la confrontación abierta con el taxi" estando "a un año de las elecciones".
Un día antes de establecerse en Madrid, Uber envió un correo a dos cargos de la Comunidad asegurándoles que la compañía funcionaba con éxito en Barcelona, que allí había "crecido de forma vertiginosa" y que era "una nueva oportunidad para Madrid".
Unas afirmaciones que no eran del todo verdaderas y es que en Barcelona las cosas no iban tan bien e incluso jugaron con su prestigio como centro de negocios: "Debemos generar miedo entre los políticos de que Barcelona podría perder su reputación e imagen como un hub mundial de innovación y desarrollo si no adopta la política correcta".
Años después de los convulsos inicios, la expansión de Uber en ambas ciudades sigue siendo desigual, tal y como ya vislumbró la empresa: en Barcelona los VTC sufren severas restricciones y en Madrid operan con fuerza.