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Consejos para vuelos largos

¿Qué hacer para combatir el jet-lag?

El “jet-lag” o mal del viajero puede ser más llevadero si sabes qué hacer para reducir sus efectos.

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Antes del viaje:

Lo ideal sería que unos días antes del viaje comenzásemos a adaptar nuestro cuerpo al viaje, por ejemplo adelantando o atrasando la hora de ir a dormir o las comidas. Por supuesto, influye que viajemos al este o al oeste. Si vamos al este es recomendable irse a dormir una o dos antes, y si el oeste es nuestro destino, entonces una o dos horas más tardes.

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El día del viaje:

Es importantísimo estar bien hidratado, pues el no haber bebido suficientes líquidos hace el jet-lag más intenso. Lo mejor es tomar agua, refrescos, zumos e infusiones; y mantenernos alejados de bebidas alcohólicas y del café.

Ajustar el reloj al horario del destino en cuanto despegue el avión, así empezaremos a adoptar ese horario cuanto antes, y cuando aterricemos ya lo tendremos asimilado.

Dormir o no dormir, ésa es la cuestión. Fácil, si durante el vuelo es de día trata de mantenerte despierto, así cuando llegues a tu destino si falta poco para que anochezca no tendrás problemas en conciliar el sueño. Si por el contrario, durante el trayecto es de noche, lo mejor es que tratemos de conciliar el sueño.

Lo que comamos en el avión también influye, por eso merece la pena picar snacks entre horas como fruta o frutos secos y comer a la hora del destino del que vamos. De esta forma nuestro cuerpo ya va adquiriendo los hábitos de comer y dormir antes de aterrizar.

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En nuestro destino:

Cuando lleguemos a nuestro deseado destino, si brilla el sol o si es de día, lo mejor es que tratemos de mantenernos activos, ir a dar un paseo, hacer la compra o incluso algo de ejercicio en donde nos hospedemos. Eso sí, las cortinas siempre abiertas para que entre la luz del día. Sentarnos a ver la tele o frente al ordenador es lo peor que podemos hacer, pues empeorará el jet-lag.

Evitar comidas copiosas, mejor vayamos poco a poco con comidas ligeras hasta que nuestro cuerpo se haya acostumbrado al nuevo horario. Y a la mañana siguiente hacer algo de ejercicio nos ayudará a activarnos. Tras el ejercicio un desayuno rico en proteínas que incluya fruta y pan integral. ¡Así nos empezaremos el día, llenos de energía!

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Como cada cuerpo es diferente, puede ser que estos consejos no ayuden a todo el mundo, pero si experimentamos un poco de jet-lag y despertamos un poco antes o nos cuesta conciliar el sueño, lo mejor es no desesperar. Aprovechemos ese tiempo para otras cosas como leer, darnos una buena ducha o empezar con el ejercicio.

Después de tanto consejo no queda más que desear unas muy felices vacaciones.