VUELOS LARGOS
¿Eres de los que le cuesta quedarse dormido en un viaje en avión? Sigue estos consejos para lograr conciliar el sueño antes de lo que imaginas.
Si eres de los que necesitan descansar durante un viaje o eres propenso a marearte, es importante saber que lo mejor es quedarte completamente dormido en el avión. Aunque parezca una tarea fácil, en muchas ocasiones no lo es. ¡No todo el mundo tiene la facilidad de caer rendido en pleno vuelo!
Por lo tanto, es importante tener en cuenta una serie de consejos o datos que debes saber para conseguir tu objetivo más pronto de lo que imaginas. Es la manera más que perfecta para conciliar el sueño, puedas descansar y, además, el viaje se te haga muchísimo más rápido.
Comida y siesta, combinación infalible
Es importante tener en cuenta las horas para comprar un billete u otro de avión, ya que hay algunos vuelos que son mejor que otros para conciliar el sueño. Si nos dan almuerzo o cena (o te alimentas bien antes de coger el avión), tendremos ganas de descansar con una buena siesta.
Lectura
Para muchísimas personas esta es una técnica infalible para conciliar el sueño, siempre y cuando no haya ruido en exceso y el resto de pasajeros te dejen llevar a cabo esta tarea. Con suerte tan solo podrás leer unas cuantas páginas antes de quedarte dormido.
Lleva ropa holgada
Es importante en un avión, pero también para viajar en cualquier tipo de transporte. Si llevas ropa apretada viajarás mucho más incómodo, por lo que te costará mucho más quedarte dormido. Una combinación infalible es pantalón de chándal o anchos, falda larga o sudadera. ¡Eso no falla!
Respira profundamente… Y medita
Si eres de los que les cuesta conciliar el sueño, una opción muy buena es cerrar los ojos e intentar relajarse lo máximo posible. Respira hondo y medita. Estamos seguros que en poco tiempo entrarás en un estado de tal relajación que el sueño llegará más pronto de lo que imagina. Concéntrate y no te dejes llevar por los ruidos. Es tu momento, ¡así que disfrútalo!
Viajar en Business es una opción
Si te lo puedes permitir, ¡no lo dudes! Los asientos son muchísimo más cómodos, y tienes a menos personas cerca de ti y, por tanto, moviéndose de un lado a otro. Muchas veces merece la pena pagar un poco más por la tranquilidad que te genera, y este es uno de esos casos.