ESCALOFRIANTES
Descubrir las historias que se esconden tras los edificios en ruinas y pasear por las calles desiertas en medio de un silencio estremecedor es una experiencia como pocas. Es por eso que recopilamos una lista de ciudades abandonadas que te pondrán los pelos de punta.
A lo largo y ancho del planeta existen numerosas ciudades y pueblos fantasma, lugares abandonados que pueden llegar a poner los pelos de punta. Descubrir las historias que se esconden tras los edificios en ruinas y pasear por las calles desiertas en medio de un silencio estremecedor es una experiencia como pocas.
Con Halloween a la vuelta de la esquina, Musement, la plataforma de reserva de actividades en destino, ha recopilado una interesante lista de ciudades abandonadas que, sin duda, no dejarán indiferente a nadie.
A pocos quilómetros de Fethiye, una de las localidades más famosas de la Riviera Turca, se encuentra la ciudad fantasma de Kayakoy. Recorrer sus calles, que quedaron completamente deshabitadas en la década de 1920 como consecuencia del conflicto greco-turco, es una experiencia difícil de olvidar. En la actualidad, viajeros de todo el mundo se acercan hasta aquí para ver con sus propios ojos como las ruinas de centenares de casas de piedra sin tejado resisten el paso del tiempo en medio de la maleza, una imagen realmente apocalíptica.
Situada en el Cañón Eldorado, Nelson es el destino perfecto para los viajeros que quieran sumergirse de lleno en el salvaje Oeste. La zona, que albergaba uno de los principales yacimientos de oro y plata del sur de Nevada, fue hogar de forajidos y delincuentes. Las disputas y los conflictos estaban a la orden del día, tanto es así, que las autoridades no se dejaban ver demasiado por allí. Tras el cierre de las minas en 1945, la ciudad comenzó su declive, y una fuerte riada años después marcó su final. Hoy en día, gracias a los edificios, la maquinaria y la estación Texaco que aún permanecen en pie, se ha convertido en un lugar turístico muy popular para realizar reportajes fotográficos.
El pueblo de Belchite, o más bien, lo que queda de él, es un fiel testimonio de los estragos de la Guerra Civil española. En las ruinas que todavía se conservan es posible entrever su rica arquitectura, fundamentalmente mudéjar y barroca. Pasear por las calles vacías, entre los restos de la torre del Reloj o la iglesia de San Martín de Tours es una experiencia que pone los pelos de punta. Y por si el ambiente fantasmal no fuera suficiente, también hay quien afirma haber sido testigo de actividades paranormales en la zona.
El siguiente pueblo fantasma, Old Sinies, se encuentra a los pies del monte Pantokrator, en el noroeste de Corfú. Los orígenes del pueblo se remontan a la Edad Media. En esta época, su ubicación estratégica y de difícil acceso lo convertía en el lugar perfecto para protegerse de los ataques piratas. Poco a poco, y a medida que las zonas costeras se fueron volviendo más seguras, los habitantes de Old Sinies abandonaron el poblado, hasta dejarlo completamente desierto. Los restos de las casas de piedra rodeadas de vegetación y los tres templos que siguen en pie desafiando el paso del tiempo crean una imagen difícil de olvidar.
Entre 1571 y 1585, el emperador mogol Akbar mandó construir esta espectacular ciudad con la intención de convertirla en la capital del Imperio Mogol, y así fue durante un corto período de tiempo, ya que, debido a la escasez de agua, Fatehpur Sikri fue completamente abandonada pocos años después. Sin embargo, nunca fue destruida, y los preciosos edificios de arenisca roja, que combinan elementos de la arquitectura islámica e hindú han permanecido prácticamente intactos a lo largo de los siglos, convirtiendo a esta ciudad fantasma en un lugar de visita obligada.
En la lista de ciudades fantasmas no podía faltar la isla desierta de Spinalonga, y Halloween es el momento perfecto para descubrir sus oscuros secretos. Aunque hoy en día es un popular destino para realizar excusiones, lo cierto es que Spinalonga tiene una larga y turbulenta historia. Además de haber sido escenario de numerosas batallas, esta pequeña isla albergó una colonia de leprosos durante la primera mitad del siglo XX. En la actualidad, los visitantes pueden pasear entre las casas abandonadas, el viejo hospital y la escuela del antiguo asentamiento, y profundizar en la historia de los pacientes que allí vivieron.
Rhyolite es una de las ciudades fantasmas más conocidas del Valle de la Muerte. El pueblo surgió prácticamente de la noche a la mañana, debido a la creciente popularidad de las minas de la zona, especialmente la Montgomery Shoshone. La ciudad se llenó de edificios, incluyendo hoteles, un hospital, una escuela, dos plantas eléctricas, talleres mecánicos y numerosos salones. La crisis financiera de 1907 marcó el principio del fin de Rhyolite. En los años posteriores, a medida que las minas fueron cerrando y los bancos quebraban, el pueblo se fue vaciando, hasta que en 1916 se cortó definitivamente el suministro eléctrico. Hoy en día, todavía es posible admirar varios vestigios de sus días de gloria, como por ejemplo los restos de un edificio de tres plantas que albergaba el banco o partes de la antigua cárcel.
Encaramado en una colina a casi 400 metros de altura y rodeado de barrancos, Craco vivió una época de esplendor en la Edad Media, y buena parte de su trazado actual se remonta a dicha época. Un violento desplazamiento de tierra en 1963 cambió para siempre el destino del pueblo, y pocos años después sus habitantes tuvieron que abandonar sus hogares. En la actualidad, el silencio sepulcral de este pueblo suspendido en el tiempo es un imán para viajeros procedentes de todo el mundo. Y no es para menos, ya que pasear entre las ruinas de las casas, las iglesias y los palacios es una experiencia sin parangón.
Más que una aldea fantasma, Vilarinho das Furnas es una aldea sumergida. El pueblo, que se encontraba en el corazón del parque nacional Peneda-Gerês, junto con su enorme riqueza etnográfica, quedo completamente sumergido en las aguas del embalse de Vilarinho das Furnas en 1971. Pero la aldea no despareció por completo, ya que, en la actualidad, cuando baja el nivel del agua todavía es posible ver los restos de las casas de lo que en su día fue una floreciente aldea comunal.