Construido por amor...
¿Quieres saber más sobre el edificio más emblemático de la India? Te lo descubrimos.
‘Taj’ significa corona y ‘Mahal’, primera dama del palacio. Y quizá esto tome algo más de sentido si te digo que el Taj Mahal es un mausoleo que se construyó por amor. Y que aunque está situado cerca de la ciudad india de Agra, ha conseguido enamorar a su vez a todo el planeta entero. Tanto, incluso, que hoy en día está considerado como una de las 7 maravillas del mundo moderno.
Lo cierto es que se trata de un edificio grande, imponente y precioso. Cuenta con un estilo muy cuidado y delicado que hace las delicias de cualquiera que se acerca a verlo. Y es que dicen que las cosas hechas por amor, salen mucho mejor.
Por eso hay quien se atreve a decir que el Taj Mahal es el reflejo de lo que sentía el emperador que lo hizo construir por su esposa. En concreto, el reflejo de lo que sentía Sha Jahan por Arjumand, la que fue nombrada tras su matrimonio como “la elegida del palacio”.
Hay quien se atreve a decir que es una poesía hecha obra arquitectónica. Y es que fue mucho el dolor que el emperador tuvo que sentir tras la muerte de su mujer, pues todo el mundo sabía por aquél entonces lo mucho que se querían. Con esto, decidió construir un trozo del paraíso en la Tierra para que su mujer descansase allí. Pero no fue tras dos décadas de construcción, en concreto en 1648, cuando ella fue enterrada en ese lugar.
El paraíso que Sha Jahan construyó ahora lo visitan millones de personas cada año. Y es que como ya hemos dicho antes, es precioso. Las fachadas blancas cambian de color según la hora del día. En total, adquieren hasta 10 tonalidades distintas. Por las paredes de mármol, además, hay diferentes tipos de joyas que hacen que brille un poco más. En concreto, 28 tipos de piedras preciosas adornan las fachadas.
Su estilo persa, islámico e indio cautiva. Sus jardines invitan a recorrerlos una y otra vez sin parar. La estampa desde fuera, en la que el Taj Mahal se refleja sobre el agua que lo rodea, deja sin palabras. Y con todo eso, aunque la estancia en la que descansan los enamorados no puede visitarse, su historia sigue tan viva como el primer día para los millones de personas que acuden cada año a visitarlo.