San Sebastián
Es el momento de que conozcas algunos de los datos curiosos de la Barandilla de la preciosa Playa de La Concha de San Sebastián.
La playa de la Concha es una de las playas más conocidas en nuestro país y, siendo honestos, no es para menos. Es muy difícil expresar lo que se siente cuando la visitas, pero es tan especial que te hace querer regresar una y otra vez. Está situada en la bahía de la Concha, en San Sebastián, concretamente en la parte oeste de la desembocadura del río Uruema.
Su longitud media es de más de 1.350 metros, con una anchura media de 40 metros y, aproximadamente, 54.000 metros cuadrados de superficie media. Por lo tanto, tiene unas dimensiones verdaderamente impresionantes, lo que hace que la belleza de la Playa de la Concha sea aún más que evidente.
Estamos ante un emblema de la ciudad de San Sebastián. Pero es hora de centrarse en un elemento de la Playa de la Concha que, habitualmente, pasa desapercibido. Estamos hablando de La Barandilla. Vamos a descubrir una serie de curiosidades que, desde luego, no te dejarán indiferente.
¿Cuándo fue inaugurada, realmente?
El paseo de La Concha fue reformado en el año 1910, coincidiendo con esos grandes años de la ciudad tras la llegada de la reina Isabel II. Es por ese motivo que se colocó esa barandilla en La Concha. Cabe destacar que se inauguró varios años después, en 1916, por parte de Alfonso XIII.
El significativo dinero que costó
Se dice que la primera barandilla de la playa de La Concha costó nada más y nada menos que 5.700 pesetas, es decir, 34 euros. En la actualidad debemos tener en cuenta que cada tramo, de 50 kilos y 80 centímetros, se vendería por unos 145 euros.
Un tramo está colocado diferente al resto
Esta es una de las cuestiones que, a priori, más llama la atención. En este tramo en cuestión, la flor mira para la playa y no para el paseo marítimo. Además, cabe destacar que este tramo que está de diferente manera está ubicado junto a la Caseta Real.
¿Quién se encargó de fabricar la barandilla?
La empresa que se encargó de este cometido fue Fundiciones Infiesta S.A. por si fuera poco, cabe destacar que fue diseñada por nada más y nada menos que Juan Rafael Alday hace más de un siglo. Además, la primera empresa que se encargó de su producción fue Fundiciones Molinao.