Canal de Castilla
El Canal de Castilla es uno de los mayores proyectos de ingeniería que se han llevado a cabo en nuestro país entre mediados del siglo XVIII y primer tercio del XIX. Aunque no llegó a concluirse, hoy en día constituye un atractivo turístico y económico.
Todo comienza en los siglos XVI y XVII con el desarrollo de sistemas de navegación interiores en Europa, para promover y facilitar el comercio y el regadío. En España se comienzan a hacer estudios sobre las posibilidades de implantar un canal aprovechando la cuenca del Pisuerga.
Así, a mediados del siglo XVIII, el rey Fernando VI y el Marqués de la Ensenada, empiezan a planear la forma de potenciar la economía de España. Es entonces cuando el Marqués propone la construcción una red de canales para transportar mercancías por Castilla, y conectándola con el mar Cantábrico. Le encargarán la realización del proyecto al ingeniero Antonio de Ulloa.
Se estaba llevando a cabo la obra de ingeniería civil más importante de la España Ilustrada, y cuyo objetivo principal era ser una vía de comunicación y transporte que solucionase el problema de aislamiento que sufría la meseta castellana.
Su navegación comenzó a finales del siglo XVIII y continuó hasta 1959. Desafortunadamente, el Canal de Castilla no llegó hasta el Cantábrico, pues su construcción se vio interrumpida por la aparición del ferrocarril. Pues éste era más rápido y económico que el Canal.
Nace en Alar del Rey (Palencia), donde tiene su nacimiento, y une esta localidad con Valladolid y de Medina de Rioseco, situadas respectivamente al final de los ramales Sur y de Campos (el Canal tiene forma de Y invertida), y recorre parte de las provincias de Burgos, Palencia y Valladolid.
Pero que no se terminase de construir no quiere decir que haya quedado olvidado, pues su cauce sigue teniendo otros usos derivados de la fuerza motriz, y ha generado un desarrollo tanto económico como industrial en las localidades por las que discurre. De hecho, en muchos puntos del canal veremos fábricas de papel, harinas, cueros, molinos, armas e incluso astilleros. La gran mayoría han quedado en desuso y forman parte del patrimonio industrial de nuestro país.
A finales del siglo XX y principios del XXI, comienza la promoción y explotación turística del Canal de Castilla. Pues no olvidemos que tiene fábricas a su paso, así como maravillosas muestras de románico palentino. Además, conserva un valioso entramado de esclusas, molinos de harina, almacenes y dársenas de gran interés histórico.
En los últimos años se han realizado importantes inversiones para promover la faceta más turística del canal con vías ciclo turísticas, deportes de aventura como el kayak, o el avistamiento de aves en los ecosistemas a las orillas del canal.