Alemania
Uno de los monumentos imprescindibles de la ciudad alemana de Stuttgart es, sin lugar a dudas, su Castillo Antiguo. Esta es su sorprendente historia.
Stuttgart se ha convertido en uno de los destinos preferidos en cuanto a Alemania se refiere. Puede que sea uno de los más desconocidos, pero eso no quiere decir que sea menos especial. ¡Al contrario! Existen un gran número de rincones que, desde luego, no dejan indiferente a nadie.
Uno de los monumentos más espectaculares de Stuttgart es, sin lugar a dudas, el Castillo Antiguo. Tiene su origen en el siglo X, puesto que data del año 950. En ese preciso momento, la ciudad era un mero asentamiento donde predominaba la cría de caballos. Todo ello hasta el siglo XIX, puesto que comenzó a ser la residencia de los condes de Wurtemberg.
Tan solo un par de siglos después, en el XVI, los duques Luis y Cristóbal decidieron llevar a cabo una idea: Convertirlo en un espectacular castillo renacentista. Eso sí, hay que tener en cuenta que posteriormente se decidió eliminar esos fosos que estaban ubicados junto al casillo, concretamente en el siglo XVIII.
Eso sí, hay que tener en cuenta que en el año 1931, el castillo fue bastante dañado como consecuencia de un incendio. Éste tuvo lugar justo antes de que su reconstrucción fuera finalizada. Todo como consecuencia directa de una serie de bombardeos que tuvieron lugar en la Segunda Guerra Mundial. La reconstrucción que tuvo lugar después también fue dirigida por el de la primera, por Paul Schmitthenner. Estuvo inmerso en este proyecto hasta 1971.
Cabe destacar que, actualmente, el Castillo Antiguo es uno de los monumentos más visitados de la ciudad alemana de Stuttgart. No solamente por su belleza, sino porque es la misma sede del conocido Museo del Estado de Wurtemberg, uno de los más espectaculares de toda Europa.
Ahora bien, ¿dónde podemos encontrar el Castillo Antiguo en Stuttgart? Justo al lado del Nuevo Palacio, construido a finales del siglo XVIII para suplir las funciones del anterior. Cabe destacar que tanto Carlos I de Wurtemberg como su mujer, Olga, fueron enterrados en la iglesia que se encuentra en el antiguo castillo. Por si fuera poco, en el mismo patio interior encontrarás una estatua absolutamente fascinante, en honor a Eberhard I. ¡Un monumento imprescindible si visitas Stuttgart!