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El castillo de Neuschwanstein, en Alemania, es nombrado Patrimonio de la Humanidad: "Es un palacio de cuento de hadas"

El castillo de Neuschwanstein, situado en el estado federado de Baviera, en Hohenschwangau, cerca de Füssen (Alemania), ha sido nombrado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

El castillo de Neuschwanstein ha sido reconocido como Patrimonio de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación y la Cultura (UNESCO) y abre la puerta al reconocimiento de otros edificios historicistas del siglo XIX.

Esta fortaleza se encuentra situada en el estado federado de Baviera, en Hohenschwangau, cerca de Füssen (Alemania). Está considerado una castillo de "cuento de hadas" y fue construido por el rey de Baviera Luis II (1845-1886).

Su nombre original era Nuevo castillo de Hohenschwangau, en honor al castillo donde el rey pasó gran parte de su infancia. Se dice que el rey Luis II murió misteriosamente en 1886 sin ver el final de la construcción del castillo de sus sueños.

Alemania cuenta ahora con 1.223 sitios declarados Patrimonio de la Humanidad, 952 de ellos culturales y 231 naturales. Entre ellos destacan la Catedral de Colonia, el complejo carbonífero de Zollverein, el palacio de Sanssouci de Potsdam o los edificios de la Bauhaus.

Opiniones encontradas

De esta forma, se suma a la lista y tumba los argumentos contrarios a este tipo de recreaciones de voces que dan más valor a los edificios medievales originales.

"Es un caso especial. Es muy conocido y muy popular", afirma el etnólogo Christoph Brumann: "Su inclusión hace más probable que se admitan sitios culturales de segunda fila".

Edificaciones como Neuschwanstein "se consideraban hasta no hace mucho más bien de segunda categoría", dice Brumann, que atribuye a este motivo que haya tardado tanto en ser incluido en el listado de la UNESCO.

"Durante mucho tiempo, la fantasía medieval de un rey no se consideró a la altura de los edificios medievales genuinos", afirma el profesor del Instituto Max Planck de Investigación Etnológica de Halle.

Sin embargo, algunos ven en estas declaraciones un peligro. El periodista italiano Marco D'Eramo ya advirtió hace diez años del llamado "Unesco-cidio", alertando que la inclusión en la lista del Patrimonio Mundial podría ser una especie de beso de la muerte.

Con demasiada frecuencia, el listado parece querer "curar la enfermedad matando al paciente", según Brumann. En otras palabras, agrega, si la lista reconoce un sitio como digno de protección, esto puede conducir a un nivel de turismo insostenible.

"Como etnólogos, somos muy escépticos sobre las clasificaciones culturales", subraya Brumann. "Las nuestras probablemente serían distintas de las occidentales convencionales". Por eso, se interesó hace años por la forma en que el órgano responsable selecciona lo que luego se califica de "valor universal excepcional".