SEGOVIA

Castillo de Pedraza: ¿sabías que los hijos del rey Francisco I de Francia estuvieron presos aquí?

Viajamos hasta Pedraza, situado en la provincia de Segovia, para conocer la historia que esconde su imponente Castillo.

Castillo de PedrazaImagen de Jberrosl en Wikipedia, licencia: CC BY-SA 4.0

Ponemos rumbo hasta la provincia de Segovia, concretamente hasta Pedraza. Un lugar absolutamente espectacular que cuenta con un gran número de antiguas construcciones que no dejan indiferente a nadie. Una de las más significativas y especiales es, sin lugar a dudas, su Castillo.

Para comenzar, debemos tener en cuenta que fue construido en el siglo XIII sobre los restos de diversas fortificaciones anteriores, que eran de origen tanto romano como árabe. No fue hasta el siglo XV cuando se decidió volver a edificar, bajo las órdenes de la poderosa familia de los Herrera. De aquella época data, precisamente, su espectacular Torre del Homenaje.

Posteriormente, en el siglo XVI, el Castillo de Pedraza pasó a otras manos, concretamente a la de la familia Fernández de Velasco, condestables de Castilla y duques de Frías. Fueron ellos, precisamente, los que decidieron reformar esta edificación, otorgándole ese aspecto y estructura tan características que conserva en la actualidad. Por si fuera poco, debido a que está en un enclave defensivo, está perfectamente rodeado tanto por un foso como por un precipicio.

En 1926 fue Ignacio Zuloaga, pintor, quien compró el castillo en estado ruinoso. Tras hacer diversos arreglos, decidió montar su taller. Sus herederos dieron el paso de rehabilitar su segunda torre y, en ella, instalaron el Museo Ignacio Zuloaga. Allí se pueden contemplar diversas obras como son un cuadro de Goya, un Cristo de El Greco, entre otras obras. ¡Espectacular!

Detalle del Castillo de Pedraza | Imagen de Jberrosl en Wikipedia, licencia: CC BY-SA 4.0
Del exterior de esta fortaleza destaca, precisamente, la llamativa Torre del Homenaje, que está ubicada tras una muralla con una serie de torreones circulares. Pero no podemos dejar de mencionar la sorprendente puerta de álamo negro con picos de hierro, el espectacular muro con cañoneras y, cómo no, el imponente escudo que encontramos en su fachada, que pertenece al Señorío de Velasco.

En cuanto al interior del Castillo de Pedraza, encontramos una escalera que nos lleva al aljibe, y en la que se encuentra el escudo de la familia Herrera. Además, podemos apreciar diversas arquerías románicas de medio punto que comunican, a la perfección, los distintos patios que encontramos en esta construcción.

El Castillo de Pedraza, testigo de grandes hechos históricos y numerosas leyendas

Uno de los más sonados, sin lugar a dudas, fue haber tenido como prisioneros a los hijos de Francisco I de Francia, que fueron entregados como rehenes conforme al pacto firmado en el Tratado de Madrid con el emperador Carlos V. Éstos fueron liberados con posterioridad, concretamente en el año 1530.

En cuanto a leyendas, una de las más conocidas, nos hace fijarnos en la figura de un noble, Sancho de Ridaura. El que era señor del Castillo contrajo matrimonio con Elvira que, a pesar de ser plebeya, tenía una enorme belleza. Ésta estaba enamorada de un labrador llamado Roberto. El joven, al enterarse de la boda, no dudó en ingresar en un convento.

Entrada del Castillo de Pedraza | Imagen de GFreihalter en Wikipedia, licencia: CC BY-SA 3.0

Años después, y tras la muerte del capellán del Castillo de Pedraza, Roberto fue el que ocupó su puesto. Debido a la ausencia de Sancho de Ridaura, que fue llamado por Alfonso VIII para que participase en la defensa de Castilla tras la invasión por parte de los almohades, los amantes volvieron a reencontrarse. Al volver, el noble se enteró de la infidelidad, por lo que no dudó en castigar al joven labrador.

¿De qué forma? Ordenando que le colocasen una corona de púas enrojecidas al fuego. Evidentemente, falleció al instante. Elvira, destrozada, no tardó en ir a sus aposentos para clavarse una daga en el corazón, y provocar un incendio en la Torre. Hay quien dice que, alguna que otra noche de verano, se puede ver a Elvira y a Roberto pasear, bajo una espectacular aureola de fuego.