ESCOCIA
Ponemos rumbo a Edimburgo, en Escocia, para conocer la historia que esconde la imponente Catedral de Saint Giles.
Es el momento más que perfecto para poner rumbo hasta la ciudad escocesa de Edimburgo. Se trata de un lugar absolutamente mágico, donde encontrarás un gran número de rincones, monumentos y edificaciones que no dejan indiferente a nadie. Un claro ejemplo lo encontramos en la conocida como Catedral de Saint Giles.
Estamos ante una construcción religiosa que se erigió a partir del siglo XII. Popularmente, es conocida como Gran Iglesia de Edimburgo (High Kirk of Edinburgh). Entre sus tantos elementos, destaca la imponente cúpula, que llama poderosamente la atención por tener forma de corona real. Estamos, además, ante la que es considerada como la iglesia madre del presbiterianismo.
La Catedral de Saint Giles de Edimburgo, a través de su historia
Para comenzar, debemos tener en cuenta que se dice que la parte más antigua de esta construcción es la formada por cuatro pilares. Muchos afirman que datan del año 1124, pero lo cierto es que hay pocas evidencias de que eso sea cierto. Un año a destacar es 1385, cuando un incendio arrasó este templo por lo que, con posterioridad, se procedió a la reconstrucción. Con el paso de los años, se erigieron varias capillas llamadas “pasillos”, haciendo posible la ampliación de la Iglesia. Esto provocó que el plano se tornara algo irregular.
Un acontecimiento que tuvo estrecha relación con esta Catedral fue la Reforma Escocesa. Por aquel entonces, John Knox fue elegido ministro de St. Giles por el Ayuntamiento de Edimburgo. De hecho, sus restos mortales se encuentran en este templo, junto a los del Regente Morton. Durante la etapa de la Reforma, cabe destacar que los candelabros de bronce que se encontraban en esta Catedral fueron fundidos con el objetivo de convertirlos en armas de fuego.
Lejos de que todo quede ahí, y dadas las circunstancias, tanto el relicario que contenía el brazo de San Giles (donado por Preston de Gordon en 1454) como el anillo que se encontraba en uno de sus dedos pudieron haber sido vendidos a orfebres de la ciudad escocesa. A finales del siglo XVI, esta Iglesia comenzó a dividirse en salas de predicación, con el fin de adaptarse a esa nueva etapa presbiteriana. No fue hasta 1633 cuando San Gil se convirtió en nada más y nada menos que en la Catedral de la nueva sede de Edimburgo.
Siglos más tarde, concretamente entre los años 1872 y 1883, Sir William Chambers trazó un plan para hacer efectiva una nueva restauración. El objetivo era claro: convertir este templo en nada más y nada menos que la “Abadía de Westminster de Escocia”. De esta forma, se retiraron un gran número de galerías. Por primera vez, desde el siglo XVII, se creó un único espacio interior.
Otro año a destacar es 2002 cuando, en el techo de esta construcción, concretamente en el conocido como Pasillo de la Santa Cruz, se encontraron las partes más antiguas. Además, también hubo otro hallazgo: un hueso del brazo de un hombre. Muchos investigadores han afirmado que podría ser de San Gil. Dadas las circunstancias, cada vez son más los que creen que, la reliquia que había en esta Catedral, no se vendió durante la Reforma sino que se ocultó en el techo de la misma para protegerla.
La Capilla Thistle, una de las más significativas de la Catedral de Saint Giles
Estamos, sin lugar a dudas, ante una de las más importantes que podemos encontrar en este templo. Construida en 1911, se trata de la Capilla de la Muy Noble Orden del Cardo, la más distinguida de Escocia que fue fundada por el rey Jacobo II de Inglaterra en 1687. Recordemos que esta Orden está integrada por el monarca y 16 caballeros, que son elegidos personalmente por el Rey entre escoceses que han hecho una significativa aportación en asuntos de carácter nacional e internacional.