Pueblos que un día fueron...
Existen una serie de pueblos en España que han quedado hundidos en pantanos. ¿Quieres descubrir los más sorprendentes?
En España, concretamente en la segunda mitad del siglo XX, se decidieron construir una serie de embalses y pantanos. No solamente han logrado cambiar nuestra geografía, sino también la de muchísimos pueblos y, por ende, sus respectivos vecinos. Este tipo de construcciones han provocado que, de manera inevitable, queden sumergidos en las aguas de los embalses.
Por lo tanto, sus gentes se han visto obligados a encontrar otros enclaves para poder continuar con su vida. Aunque ese pueblo no haya sido alcanzado por las mismas aguas del pantano, sí que han sido ciertamente abandonados, así como sus huertas y diversos terrenos para labrar. Lo que es un hecho es que no deja indiferente a nadie por el espectáculo que supone ver, entre sus aguas, cómo asoman cuestiones como una antigua torre de iglesia. ¿Quieres descubrir los pueblos hundidos más sorprendentes de nuestro país?
La Muedra
Ubicado en la provincia de Soria, La Muedra quedó sumergido en 1941 como consecuencia de la construcción del conocido Embalse de la Cuerda del Pozo (o Embalse de la Muerda). Los habitantes fueron obligados a abandonar este territorio, sorprendidos por el hecho de que tanto sus casas como calles quedaban, para siempre, bajo las aguas de ese embalse. A pesar de todo, estamos ante una zona de ocio ideal para practicar deportes acuáticos o pesca, así como una perfecta zona de baño.
San Román de Sau
Hasta 1962 fue un tranquilo pueblo de la provincia de Barcelona. Está rodeado de unos parajes de ensueño, pero quedó sumergido en las aguas de lo que hoy conocemos como Pantano de Sau. La que era la torre de la antigua iglesia de San Román de Sau se asoma por las aguas de este pantano, incluso cuando su capacidad está prácticamente al límite. Eso sí, cuando el pantano baja por las sequías, podemos volver a caminar por esas calles de la localidad, su cementerio o, incluso, su iglesia.
Mansilla de la Sierra
Está ubicado en la comunidad de La Rioja, y está a orillas del conocido Embalse de Mansilla. Allí viven medio centenar de personas. A pesar de todo, bajo las aguas de ese embalse descansan lo que era el antiguo pueblo de Mansilla de la Sierra. En su día se intentó reconstruir el pueblo en la ubicación original, por lo que se trasladaron algunas edificaciones piedra a piedra. Un claro ejemplo lo vemos en el antiguo puente o, incluso, en diversos objetos que se encontraban en el interior de su Iglesia Parroquial. En las bajadas de agua, podemos descubrir lo poco que queda de la antigua población.
Granadilla
Perteneciente a la provincia de Cáceres, también tuvo que cambiar su historia debido a la construcción del embalse de Gabriel y Galán. Se realizó en la década de los 60 y, por lo tanto, los vecinos de Granadilla tuvieron que abandonar sus vidas para buscar nuevos lugares en los que echar raíces. Eso sí, a diferencia de otros en similares circunstancias, no quedó sumergido bajo sus aguas pero sí que, por aquel entonces, quedó aislado. El pueblo quedó abandonado y, con el paso del tiempo, se fue deteriorando poco a poco. Eso sí, en 1985 se declaró Conjunto Histórico-Artístico, por lo que llegó a salvarse del olvido.
Lanuza
Se trata de una población aragonesa que pertenece a Sallent, en el Valle de Tena (Huesca). El embalse de Lanuza, inaugurado en 1980, tanto la localidad como diversos terrenos dedicados a la ganadería, fueron sumergidos bajo esas aguas. Se decidieron recuperar edificios y construcciones del municipio, por lo que se llegó a rescatar la Iglesia del Salvador que, en la actualidad, está abierta al culto. Actualmente, es uno de los pueblos más visitados de este conocido Valle, no solamente por el Embalse sino por otro tipo de atractivos como es el Festival Internacional de las Culturas Pirineo Sur.