TURISMO GASTRONÓMICO
¿A quién no le gusta el chocolate? ¿quién no ha degustado con sumo placer unos deliciosos bombones de chocolate belga?
No importa que sea verano o invierno, si hace frío lo tomamos caliente y a la taza, si hace calor lo saboreamos helado porque no hay ningún momento del año malo para el chocolate y menos aún para un chocolate tan justamente célebre como el chocolate belga.
Bélgica convirtió el chocolate que llegaba a Europa por primera vez allá por el S.XVI en un producto propio, casi autóctono porque supieron tratarlo como nadie; primero se popularizó como bebida caliente entre las clases altas y después se usó para suavizar el sabor de los medicamentos, ya en el S.XX llegó la innovación y el desarrollo y con ellas las cajas de bombones, la crema de chocolate, el praliné... Pero ¿qué tiene de particular hoy en día el chocolate belga? su calidad, una calidad basada en dos cuestiones esenciales que jamás fallan en ningún chocolate belga: cuenta con un mínimo de 35% de cacao y el 100% de manteca de cacao.
Si viajas a Bélgica tienes que hacer una degustación de sus chocolates, especialmente si recorres la región de Valonia porque aquí la tradición chocolatera está muy arraigada ¿y qué pido? te preguntarás... Pides pralinés, son bombones rellenos de ganache de chocolate cremoso y creados hace más de un siglo por Jean Neuhaus Jr, los hay rellenos de frutos secos, caramelos, licor o incluso mazapán y son perfectos para regalar.
También tendrás que pedir Gayettes y Medinant, las Gayettes son pequeñas trufas con forma de carbón y rellenas de crema de mantequilla y chocolate con leche y recubiertas con chocolate y azúcar aromatizado con café, el mejor lugar para degustarlas es la región de Charleroi que es además la ciudad más grande de Valonia; encuanto a los Medinant son unos pequeños discos de chocolate cubiertos de frutos secos y fruta deshidratada, son típicos de la Navidad valona.
Todavía hay más, el arte chocolatero en Valonia llena los escaparates de las pastelerías y chocolaterías con figuras de chocolate, desde los tradiconales conejitos de pascua hasta esculturas creadas a imagen y semejanza de algunas obras de arte; es verdad que lamentarás romperlas para comértelas pero solo hasta que des el primer bocado y entonces solo importe el chocolate... el chocolate belga.
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