CANTABRIA
Si hay una cuestión que caracteriza a Liérganes es la sorprendente leyenda que se esconde tras el Hombre Pez de este municipio cántabro. ¡No te dejará indiferente!
Muchos son los que han escuchado hablar del Hombre Pez de Liérganes. Es el apodo de Francisco de la Vega Casar, convertido con el paso del tiempo en un ser legendario que pertenece a la conocida mitología de Cantabria. Por tanto, es el momento más que perfecto para descubrir lo que hay detrás de esta historia.
La primera reseña que podemos encontrar respecto al Hombre Pez es en el ‘Teatro crítico universal’ de Fray Benito Jerónimo Feijoo, en el volumen VI. Con el paso del tiempo, concretamente en el año 1877, José María Herrán decidió escribir un libro que llevó por título ‘El hombre-pez de Liérganes’.
Poco a poco, esta historia ha ido calando más hondo en la población. Tanto es así que, en la actualidad, podemos encontrar un centro de interpretación en Liérganes. Está situado, de hecho, en el antiguo molino. En este lugar podemos encontrar mucha más información de este ser legendario que sigue estando presente en la vida de muchas personas.
¿Cuál es la leyenda del Hombre Pez de Liérganes?
Según la tradición oral, se dice que a mediados del siglo XVII, en este pueblo cántabro, había una pareja. Estos eran Francisco de la Vega y María de Casar, que tenían cuatro hijos. El hombre falleció, por lo que la viuda no dudó un solo segundo en mandar a Francisco, su hijo, a Bilbao para que aprendiera todo lo necesario para poder ser carpintero.
Una vez en la ciudad vasca, en el año 1674, Francisco decidió irse a nadar con unos amigos tan solo un día antes de San Juan. El joven fue llevado por la corriente y desapareció sin dejar rastro, ya que no se volvió a tener noticias de él hasta cinco años después, en 1679.
Y es que se dice que apareció en la costa de Dinamarca. Hay quien dice que apareció en costas andaluzas, así como en el canal de La Mancha. Es más, en Cádiz, varios pescadores afirmaron haber visto a un ser acuático pero con apariencia humana. Una aparición que se repitió en diversas ocasiones, hasta que se dieron cuenta de que estaban ante un hombre que tenía nada más y nada menos que escamas.
Al ser capturado, no tardaron en llevarlo al convento de San Francisco. Es en ese mismo lugar donde trataron de obtener más datos sobre él. Al cabo de un tiempo, y después de mucho esfuerzo, solo pudo repetir la siguiente palabra: “Liérganes”. Nadie sabía a qué se refería, hasta que un hombre de esa zona que se encontraba en Cádiz confirmó que había un pueblo que llevaba ese nombre.
Domingo de la Cantolla, quien era secretario del Santo Oficio de la Inquisición, respaldó esta afirmación al confesar que él era de ese lugar. A pesar de la distancia y de la época, la información no tardó en llegar al pequeño pueblo. Estos, por su parte, recordaron que Francisco de la Vega, tan solo cinco años atrás, había desaparecido.
Al ver lo que estaba sucediendo, un fraile del convento de San Francisco quiso acompañar al joven hasta el municipio cántabro. No tardó en darse cuenta de la realidad cuando Francisco fue directamente a la casa de su madre, y ésta le reconoció como su hijo. Una vez en el hogar, se mostró bastante tranquilo, yendo descalzo, desnudo y sin apenas hablar. Después de nueve años, Francisco volvió a desaparecer en el mar sin que nadie haya vuelto a saber nada de él. Una historia que sigue presente en la vida de los habitantes de Liérganes, tanto es así que podrás encontrar una estatua que recuerda esta curiosa leyenda del Hombre Pez.