Un descubrimiento
Alejandría fue fundada por Alejandro Magno en el año 331 a.C., un año después de haber liberado Egipto de los persas. En aquel momento Egipto contaba con muchísimas colonias griegas. Alejandro Magno había nacido en Macedonia, disfrutó de una buena instrucción militar y contó con Aristóteles como tutor. Esta ciudad nombrada en honor del emperador, se asentó en un lugar del delta del río Nilo, estaba al abrigo de las variaciones que pudiera tener el río Nilo, y al mismo tiempo, lo suficientemente cerca como para que pudiesen las mercancías destinadas al puerto, a través de su curso.
Esta metrópoli fue la capital de Egipto durante cerca de diez siglos. Se convirtió en una ciudad muy importante de la cultura y la dinastía helénica en el país del Nilo. Fueron años de prosperidad en los que Alejandría no dejó de crecer, se embelleció con bibliotecas, palacios de mármol, efigies, etc. Se convirtió en el centro del comercio fluvial y marítimo, siendo una de las principales exportadoras de trigo, y de productos de lujo provenientes de Oriente como telas, perfumes o especias.
Alejandría fue el hogar de la mítica reina Cleopatra VII y de su corte. De hecho, fue allí donde recibió a la embajada de Julio César. Más adelante, Cleopatra y Marco Antonio vivirían su idilio amoroso en esa misma ciudad.
En la década de los 90 el Consejo de Antigüedades y el Instituto Europeo de Antigüedades se embarcaron en un proyecto de investigación en la zona del Puerto del Este, donde se halló uno de los mayores yacimientos subacuáticos del mundo, donde se han encontrado auténticos tesoros arqueológicos. En la bahía de Alejandría se han encontrado estatuas de personajes como Osiris-Canopo, efigies, fragmentos de mesas de granito, y capiteles romanos entre otros objetos de los períodos faraónico, helenístico y romano.
El conjunto de Monumentos Sumergidos, conformado por los palacios y monumentos del tiempo de la dinastía helenística de los Ptolomeo se hundieron a causa de invasiones, sucesivos terremotos y la subida del nivel del mar.
Todos esos trabajos de exploración, investigación, y recuperación de restos de civilizaciones pasadas, nos abre una ventana al pasado, al tiempo en que Alejandría era una de las ciudades más prósperas del Mediterráneo. No sin razón, pues fue en esta ciudad donde Eratóstenes calculó el tamaño de la Tierra.
Según la profundidad de los pecios podremos sumergirnos y nadar entre los restos de la Ciudad Sumergida de Cleopatra. Ver alguna de las estatuas o efigies que poblaban el lujoso palacio de la emblemática faraona. Cierto es que hay más museos bajo el mar en el mundo, pero ninguno es tan especial como éste.