Una curiosidad de Londres
La capital del Reino Unido está repleta de leyendas y misterios que definen su historia. En esta ocasión nos desplazamos hasta el Arco del Almirantazgo, situado junto a Trafalgar Square, en el cual se encuentra un peculiar objeto que muchos desconocen: la nariz de un emblemático personaje de la historia.
Londres nunca dejará de sorprender a todo el que lo visita. Abalorios con los rostros de la familia real, cambios de guardia y cuervos protegidos por la ley. Cada una de sus esquinas aguarda una curiosidad que define a esta gran ciudad. Uno de estos misterios es el de la nariz que descansa en este arco que terminó de construirse en 1912 en memoria de la reina Victoria.
Ahí, en uno de sus arcos, y a una altura de dos metros, se encuentra esta famosa parte del rostro que algunos rumores cuentan que hacen honor al Duque de Wellington, mientras que muchos aseguran que se trata de Napoleón. ¿Por qué Wellington? ¿Y Napoleón? Todo tiene una explicación.
El grandioso duque para los británicos era conocido por su considerable nariz, por lo que todo caballero que marchaba a alguna batalla, la frotaba para llamar a la buena suerte. Su altura era perfecta para todo el que paseaba a caballo.
Otros aseguran que es el militar y gobernante francés el protagonista de este peculiar rincón, pues la caballería real frotaba su nariz en un gesto de burla antes de marchar a los conflictos bélicos.
Aunque no existe una información oficial al respecto de esta leyenda, aún resulta divertido imaginar a los caballeros reales frenando su marcha bajo el Arco del Almirantazgo para frotar una nariz. Eso sí, no será la única que encuentres en esta ciudad cosmopolita. El escultor Rick Buckley decidió decorar la ciudad en 1997 con esta peculiar parte del rostro, por lo que el barrio del Soho cuenta con al menos siete de ellas.