Un pueblo de cuento
Desde Alemania, los hermanos Grimm nos narraron algunos de los cuentos más famosos y tradicionales, como Caperucita Roja o Hansel y Gretel. A continuación, queremos darte a conocer Oberammergan, un pequeño pueblo que ha querido hacerles un homenaje, a estos y otras historias, trasformando las fachadas de los edificios en páginas de libro.
En el estado de Baviera nos encontramos con un pequeño pueblo que parece sacado de cuento y nunca mejor dicho. Oberammergan. La mayoría de los viajeros que han podido visitarlo se han llevado una grata sorpresa y, aunque ahora no podamos hacer lo mismo, pasear por sus calles a través de fotos y vídeos sí es posible.
Aunque no es uno de los principales atractivos de Alemania, es un pueblo encantador: sus calles, plazas y todos sus edificios tienen un atractivo especial. Aquellos que lo conocen, lo hacen sobre todo por una cosa: las fachadas de sus casas. Muchas de ellas nos cuentan una historia que, seguramente, ya conocemos. Nos transportan a las leyendas de las Selva Negra, a los famosos cuentos de los hermanos Grimm e, incluso, a pasajes religiosos.
Una de las más famosas es la casa de Caperucita Roja. En ella se puede ver con todo lujo de detalles momentos de ese cuento como, por ejemplo, el primer encuentro entre Caperucita y el lobo o cuando la joven llega a casa de la abuelita. La pintura está tan intacta que resulta asombroso cada dibujo.
La casa de Hansel y Gretel es también uno de los mayores reclamos. De arriba hacia abajo, nos narra a través de imágenes, pero también de pequeños textos toda la historia. Cómo Hansel y Gretel son abandonados por sus padres, su encuentro con la casa de chocolate de la bruja y cómo está intenta acabar con ellos, aunque por suerte, con un final feliz para los niños.
Sin embargo, sus fachadas también nos cuentan otro tipo de historias alejadas de los cuentos de los hermanos Grimm. Son varias escenas bíblicas y personajes los que aparecen en ellas como, por ejemplo, la casa de Poncio Pilato. No es casualidad que los habitantes de este pueblo sean tan religiosos ya que, hace casi 400 años, sus habitantes hicieron promesa con Dios. Si este les salvaba de la peste, sus ciudadanos interpretarían la pasión de Cristo por las calles del pueblo una vez cada diez años.