Islas que no son
Sandy es una de las islas más curiosas de la historia. Llegó a aparecer en los mapas pero ¿en realidad no existe? Esta es su historia.
Sandy es el nombre que tiene una de las islas que, en principio, encontramos en pleno Océano Pacífico. Sin embargo, estamos ante uno de los grandes misterios geográficos que pocos conocen. Y es que esta isla, que en diferentes mapas encontramos cartografiada, en realidad no existe.
¡Lo que lees! Tanto es así que la propia National Geographic Society llegó a reconocer esta isla en sus mapas, hasta el pasado año 2012. Lo mismo ocurría en Time Atlas of the World así como Google Maps. Lo que ni tan siquiera imaginan los más aventureros es la curiosa historia que se encuentra tras la isla de Sandy.
Al parecer, en el año 1876, un ballenero llegó a divisar una perfecta mancha arenosa en plenas aguas francesas. Concretamente, se encontraba bastante próxima a lo que se conocía como Nueva Caledonia. De esta manera tan casual, esta presunta isla llegó a bautizarse como Sandy Island.
Desde ese preciso instante, empezó a incluirse en los mapas hasta 2012. ¿Y por qué hasta ese año? Bien, debemos tener en cuenta que un barco científico, en cuyo interior se encontraban investigadores de la Universidad de Sídney (Australia), pasó por ese lugar tan concreto.
El mismo sitio donde, se supone, tendría que estar ubicada esta isla que debía presentar un considerable tamaño. Lejos de quedarse en shock al descubrir la realidad, se dieron cuenta que en el sitio donde debería estar la Sandy Island existe nada más y nada menos que una profundidad de hasta 1.400 metros.
Por lo tanto, llegaron a una conclusión muy concreta: Parece que fue muy poco probable que en la antigüedad existiera una isla para, posteriormente, hundirse en las profundidades. Así pues, lo que empezaron a denominar como “isla fantasma” comenzó a ser eliminada de todos los mapas. Tanto es así que si visitas Google Maps y pones las coordenadas 19°13′30″S 159°55′30″E, que es donde supuestamente se encontraba la isla, no encuentras más que agua. Una historia de lo más curiosa, ¡qué duda cabe!