Tres hoteles diferentes
¿Te gustaría dormir en un faro?¿O en un castillo? ¿fantaseas con pilotar un avión transcontinental? Hemos elegido tres hoteles en los que dormir será una experiencia inolvidable.
Un faro: Harlingen (Holanda)
Luminosos en la noche, majestuosos durante el día, los faros inspiran siempre a poetas, pensadores y viajeros. Estructuras construidas en islotes remotos o en costas con salida directa al mar. Su misión principal es alertar con su luz a los barcos de la proximidad del litoral, pero el faro de Harlingen es un caso aparte porque se convirtió en un coqueto hotel para dos personas con vistas al puerto incluso sin salir de la cama.
Ubicado en una torre construida en piedra y acero, con forma cuadrangular y estilo art déco, en pleno centro del puerto antiguo, al lado de la estación naval y descollando sobre el resto de edificios de viviendas que la rodean. O sea, en el casco histórico, muy animado, lleno de comercios y servicios. Se restauró para que fuera habitable y sumamente confortable, una larga escalera da acceso a las diferentes estancias que están divididas en tres plantas exquisitamente decoradas.
Harlingen es la única localidad portuaria de la provincia de Frisia, en el norte de Holanda. Su faro no fue edificado, como en muchos casos, mar adentro, sino que se encuentra en el centro de la misma ciudad. En el entorno, se puede descubrir un típico pueblo holandés, declarado Patrimonio Cultural de la Unesco. Los puentes, los canales, las fachadas holandesas y los edificios centenarios están asegurados.
El arquitecto B. Pietersma, fue el encargado de dirigir su restauración, que duró más de un año y se terminó en 1999. Mide veinticuatro metros de altura y es bastante más amplio por dentro de lo que suele ser habitual. Las tres plantas de que está compuesto ese interior, enlazadas mediante una escalera cuyo recorrido requiere cierta voluntad y esfuerzo -dados sus ochenta escalones-, ofrecen al huésped un dormitorio con cama doble, un cuarto de baño, sala de estar, televisión, cadena musical, minibar y otras comodidades, incluidas las vistas panorámicas.
El costo es de aproximadamente 320€ por noche. El precio incluye el desayuno, que es llevado cada mañana por el personal de hotel y hay que bajar para recibirlo al pie de las escaleras. Es necesario reservar con un año de antelación aproximadamente.
Un avión: Arlanda-Jumbo Stay (Suecia)
Si uno de tus sueños es entrar en la cabina del piloto y tocar todos los mandos al fin podrás hacerlo. Incluso podrás quedarte a dormir imaginándote que estás formando parte de un programa de formación de la NASA.
Este alojamiento único ocupa un antiguo avión Boeing 747 Jumbo Jet situado junto al aeropuerto de Estocolmo-Arlanda. Ofrece servicio gratuito de traslado en autobús al aeropuerto, WiFi gratuita y desayuno a partir de las 03:00.
Las habitaciones del Jumbo Stay disponen de TV de pantalla plana y baño privado o compartido. Junto a la cabina hay un balcón compartido con vistas a las pistas. Las tarifas incluyen toallas, ropa de cama y servicio de limpieza.
El servicio gratuito de traslado en autobús ALFA conecta el STF Jumbo Stay Stockholm con la parada de autobús 3 del aeropuerto de Arlanda.
En el avión puede comprarse café, galletas y comida. También hay un bar con licencia para servir alcohol. También hay un microondas a disposición de los huéspedes.
Este avión convertido en hotel insólito, ofrece 29 habitaciones. Una de ellas es una suite instalada en la misma cabina de los pilotos.
Un castillo: Castillo del Buen Amor (España)
También conocido como Castillo de Fonseca (a 22 km de Salamanca), las primeras informaciones que se tienen de él datan de 1227. Aunque el castillo se convirtió en hotel-posada en 2003 y ofrece todas las comodidades del siglo XXI, cada una de sus estancias invita a un encuentro con un pasado lleno de historia.
Con cuidadas antigüedades, una gran chimenea medieval o una biblioteca. Cada estancia se ha adaptado a la construcción original del Castillo creando espacios cálidos, acogedores y únicos.
El restaurante, ubicado en las antiguas caballerizas, sirve cocina castellana elaborada a fuego lento y los antiguos viñedos recuperados que rodean al edificio –del siglo XV- invitan a pasear al galope de un caballo.
Un paseo por un laberinto francés, una copa de vino en la Torre del Homenaje, una habitación con terraza privada, habitaciones abovedadas o un baño relajante acompañado de flores y champán.
Servicio de mayordomo, terraza privada, desayuno en la cama, champán con fresas... en el Castillo del Buen Amor cuentan con una serie de extras para convertir tu escapada en una experiencia única.
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