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Estas son las leyendas que hay tras el Manneken Pis de Bruselas

El Manneken Pis no solamente recibe miles de visitantes al año, sino que también cuenta con unas curiosidades espectaculares. Pero ¿sabías de estas leyendas?

Manneken PisImagen de Trougnouf en Wikipedia, licencia: CC BY-SA 4.0

El Manneken Pis no solamente se ha convertido en uno de los grandes símbolos de la ciudad de Bruselas, sino de toda Europa. Se trata de una pequeña estatua, de poco más de 65 centímetros, que está ubicada en el mismo casco antiguo de la capital de Bélgica. De hecho, está en una calle saliente de la famosa Grand Place.

Es un hecho que, inevitablemente, el Manneken Pis es uno de los tres grandes símbolos de la ciudad de Bruselas. Los otros dos son la Grand Place y el Atomium. Esta escultura simboliza, de manera directa, esa gran característica que tienen los belgas: Su gran espíritu independiente y su carisma. Eso sí, no solamente cuenta con grandes curiosidades sino también hay leyendas que giran sobre esta figura que, desde luego, te sorprenderán.

Manneken Pis | Pxhere

La primera leyenda, una de las más famosas, nos hace viajar hasta el año 1142. Por aquel entonces, las tropas de Godofredo III de Lovaina se iban a enfrentar a los Berthout. Por tanto, las tropas no dudaron un solo segundo en colocar a un pequeño de dos años en una cesta, en la parte alta de un árbol. Desde ese mismo punto orinó a esas tropas enemigas, ¡y éstas perdieron la batalla por goleada!

Otra leyenda nos hace viajar hasta el siglo XVI, cuando Bruselas llevaba bastante tiempo sitiada por tropas extranjeras. Es entonces cuando estos atacantes tomando la decisión de colocar una serie de explosivos en las murallas de la ciudad. Es entonces cuando apareció un pequeño llamado Juliaanske. Éste les estaba espiando cuando tomó la decisión de orinar sobre esa mecha encendida y, de esta manera, ¡salvó la ciudad!

¿Cuál es la leyenda que más cuentan a los turistas? Hablan de un rico comerciante que decidió visitar, en familia, Bruselas. Sin previo aviso, su hijo pequeño se pierde por lo que no dudan en organizarse en grupos para tratar de encontrarle. El niño apareció, pero estaba riéndose y orinando en un jardín. De ahí que el padre, como compensación, quisiera construir una fuente. Ahora esa fuente tiene a su pequeño orinando.

Manneken Pis | Imagen de Trougnouf en Wikipedia, licencia: CC BY-SA 4.0

Pero no es la única historia que existe sobre el Manneken Pis en el que hay un hijo que se pierde. En esta ocasión, una madre perdió a su hijo y, atacada de los nervios, pidió ayuda para tratar de encontrarlo. ¡Tenía que conseguirlo costase lo que costase! Tal y como ocurrió en la historia anterior, el niño apareció orinando en la misma esquina de una pequeñísima calle.