GALES
La costa del Meirionnydd está llena de sorpresas. Esta región de Gales, con el Parque Nacional de Snowdonia en su territorio, cuenta con vestigios medievales que dan rendida cuenta de lo convulsa que fue aquí la vida durante la Alta Edad Media, cuando la Corona inglesa conquistó la región. Buena prueba de ello es su castillo más famoso, el de Harlech, frente al mar y con todo un dragón de acero protegiéndolo.
Se encuentra en la ciudad del mismo nombre, en el condado de Gwynedd, y fue mandado a construir por el rey Eduardo I de Inglaterra a finales del siglo XIII, durante la segunda de sus campañas sobre el territorio de Gales, formando parte de la cadena de castillos que se llamaría ‘anillo de hierro’, alrededor de Snowdonia. Tardó siete años en estar terminado y su arquitecto, el maestro James de St. George, fue nombrado primer Condestable del mismo.
Aunque ahora no lo parezca, se trata de un castillo levantado a los pies de un acantilado frente al mar. Y no lo parece porque, debido a movimientos sísmicos en los últimos ocho siglos, ahora la costa queda algo más lejos, no mucho, pero sí lo suficiente como para que se pueda rodear completamente la estructura sin riesgo de caída. Eso sí, para atacarlo, como entonces, es mejor desde el flanco este, pues el resto está rodeado de los acantilados.
Se mantiene su composición interna, con los muros exteriores más pequeños de altura y delgados que los interiores y nunca se proyectaron para este castillo torres de defensa en ellos, aunque sí hay torres en las esquinas, así como en las dependencias interiores, junto a un patio interior cuadrado (una grande de planta redonda en cada esquina).
Las historias en torno a él son igual de fascinantes que su proyección. Resistió un asedio durante más de medio año en 1294. Sí tuvo éxito, en cambio, el de Owain Glyndwr, que mató de hambre a casi todos los guardianes del mismo, hasta que se rindieron quedando sólo 21 personas dentro. Lo recuperaría Enrique V de Inglaterra siendo aún príncipe, cuatro años después. Además, hay que sumar hechos claves en la Guerra de las Dos Rosas, la Revolución del siglo XVII...
Del siglo XXI no hay una guerra que recordar, sino un dragón. Este ser mitológico, que aparece en la bandera de Gales, toma aquí forma en acero. Bautizado como Dewi, se trata de una escultura asombrosa, con resplandecientes escamas del mismo material, y que ejerce de ‘centinela’ del castillo. Fue creado en 2010 por el artista Anthony Peacock, que usó 78 metros cuadrados de láminas de acero y que soldó a un marco una a una todas las escamas. En total, cerca de 800 horas de trabajo.
Inscrito en la lista de lugares ‘Herencia de la Humanidad’, el castillo de Harlech está abierto al público prácticamente todo el año (sólo cierra del 24 al 26 de diciembre y el Día de Año Nuevo), con un horario bastante amplio. La entrada tiene un precio de 4,25 libras esterlinas y forma parte del grupo de lugares históricos que se pueden visitar con un pase especial para tres o siete días.
Así, se puede aprovechar la excursión para visitar otros castillos como el de Criccieth, que sí mantiene su cercanía al mar, también sobre lo alto de una colina con un importante desnivel, en una península cuyo acceso al resto del condado es muy estrecho. O las ruinas de la Abadía Cymer, junto al río Mawddach, de monjes cistercienses y que fue destruida durante las guerras del siglo XIII y nunca reconstruida (aún así, mantiene en pie algunas de las arcadas de medio punto y una torre).
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