La ciudad de los gatos también tiene fantasmas
Madrid. Esa ciudad que es visitada por miles de personas cada día, cuyos rincones han sido explorados una y otra vez por turistas y por sus propios habitantes, que parece no guardar ya ningún secreto para nadie. Esa ciudad que, sin embargo, ha sabido guardar recelosa todos aquellos misterios que en la noche aportan más oscuridad a sus calles, incluso a aquellas que están iluminadas por decenas de carteles publicitarios.
Como ocurre con todas las grandes ciudades, Madrid ha vivido mucho, ha olvidado y también ha mantenido vivo el recuerdo de algunas de sus historias para aquellos que se han atrevido a conocerlas. Y es que entre la belleza de sus edificios y sus calles, Madrid ha sido testigo de horrores que hoy se han convertido en leyendas o ¿en realidades?
Es el momento de dar un paseo por la capital, prestando atención a todos esos relatos que hablan de almas en pena, de susurros y llantos, de imágenes que aparecen y desaparecen, de muebles que se mueven… Ha llegado la hora de adentrarnos en el Madrid más oscuro, el más terrorífico, el de los fantasmas.
Aunque te parezca mentira, no tendremos que perdernos entre callejuelas desconocidas para encontrarnos de frente con alguno de estos misterios. Los lugares más emblemáticos de Madrid también son lugares encantados. Como ocurre con la sede de la Comunidad de Madrid, la Real Casa de Correos, situada en plena puerta del Sol. La leyenda cuenta que cuando se estaban llevando a cabo las obras de construcción del edificio, un fantasma atormentó a los obreros, ya que sentía que se había traicionado a España contratando a un arquitecto francés para tan importante obra, dejando olvidado a Ventura Rodríguez.
Ni siquiera el Palacio Real ha escapado de los espíritus. También durante su construcción, los obreros vieron cómo una serie de terroríficos demonios les acompañaban día a día en su labor, trepando por los muros y convirtiendo el trabajo en una verdadera pesadilla. Un cura tuvo que intervenir para bendecir el lugar y que los obreros decidieran continuar con las obras.
Aunque estos espíritus y demonios han dejado de perturbar la paz de esos lugares, otros muchos siguen apareciendo cada noche para recordarnos que siguen atormentados, que siguen atrapados en este cruel mundo. Es el caso de los fantasmas del Museo Reina Sofía, uno de los edificios más encantados de Madrid. Antiguamente fue un hospital de tuberculosos, razón por la cual muchas almas parecen permanecer encerradas en él, incluidas las de las monjas que perdieron la vida intentando salvar a otros. Goyito es quizá el más conocido, pero son muchos los que se dejan ver por sus salas y nos embelesan con sus lamentos.
Lo mismo ocurre con el Palacio de Linares o la Casa de las Siete Chimeneas. En el caso de la primera es Raimundita la que se aparece por sus salas y las inunda con sonidos que, supuestamente, muchas veces han sido escuchados y captados por visitantes. Por su parte, es el alma de la joven Elena la que vaga por la cornisa de la pintoresca Casa de las Siete Chimeneas, situada en la Plaza del Rey. Cuenta la leyenda que Elena falleció en circunstancias extrañas y que su cuerpo desapareció. Desde entonces se la puede ver paseando por la ya mencionada cornisa, siempre vestida de blanco.
Las iglesias de Madrid también son el hogar de una serie de almas atrapadas, como ocurre en el caso de la mítica Iglesia de San Ginés. Se dice que en los alrededores, cada noche, se escuchan una serie de lamentos que pertenecen a un anciano que fue asesinado hace siglos por unos ladrones que entraron en plena noche al templo, en el que él rezaba. Los ladrones se ensañaron tanto con él y emplearon la violencia de una manera tan brutal que la cabeza el anciano apareció separada del cuerpo.
Incluso las paradas de metro tienen su parte de misterio. Según cuentan los madrileños, la más tenebrosa de todas es la de Tirso de Molina, en la que, al parecer, se soterraron los cuerpos de unos monjes que fueron hallados en plenas obras. Desde entonces, son estos monjes, además de otros espíritus, los que aparecen en los andenes y en los vagones del metro, aterrorizando a los viajeros, especialmente a los más tardíos.
¿Qué mejor manera de finalizar este recorrido que en uno de los lugares más conocidos de Madrid? La Plaza Mayor fue el enclave escogido por la Santa Inquisición para llevar a cabo gran parte de sus ejecuciones. Ahora, muchos años más tarde, las almas de todos aquellos que perdieron la vida en el emblemático enclave de la capital lo inundan con sus gritos de dolor y de temor.
Estas son sólo algunas de las leyendas escritas en los muros de Madrid, pero son otros muchos los misterios que esconde la ciudad y que aún están por descubrir. Anímate a buscarlos, abre tu mente y conoce aquello que muchas veces permanece oculto.