Un paseo entre delicias
Hasta hace poco, los mercados de nuestro país que eran lugares divertidos, bulliciosos y muy típicos, pero también cutres, sucios y viejos. Sin embargo, desde hace algún tiempo muchos se han reformado y ahora son alegres, limpios y luminosos y se han reconvertido en puntos vitales de cada ciudad y en templos en los que encontrar las mejores viandas.
1. Mercado del Este, Santander.
Situado en la esquina de la calle Hernán Cortés con Lepanto, muy cerca de la Plaza del Paseo y del Paseo de Pereda, es popularmente conocido como plaza del Este y se trata de un antiguo mercado actualmente ocupado por diversos comercios y establecimientos de hostelería. Construido en 1839 por el arquitecto Antonio Zabaleta, tiene una única planta de geometría rectangular con unos 2.400 metros cuadrados. En el año 2000, y no sin polémica, el Ayuntamiento realizó una demolición y posterior reconstrucción y desde entonces en su interior, decorado con un estilo rústico, se hallan una oficina turística, varias cafeterías y varias tiendas de regalos, delicatesen, menaje, floristerías, etc. Cuenta además con una sala de exposiciones temporales y el Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria. Un lugar para visitar, pasear y tomarse algo.
2. Mercado de Colón, Valencia.
Proyectado en 1914 por Francisco Mora Berenguer como un espacio para cubrir las necesidades de la sociedad burguesa que habitaba en aquella época el Ensanche de Valencia, es un ejemplo claro de la arquitectura modernista de principios de siglo y actualmente declarado Monumento Nacional. Hoy en día es un edificio emblemático del casco histórico valenciano, en el que hay cafeterías, cervecerías, restaurantes, pubs, horchaterías, diversas tiendas y un cuidado mercado gourmet. Además de acoger exposiciones, mercados de artesanía y diseño, y ofrecer un espacio para propuestas creativas de moda, bisutería y complementos, tiene amplia oferta gourmet de carnes, charcuterías, frutas y verduras y el mejor pescado del Mediterráneo. Un precioso edificio por el que pasear, realizar compras y tomarse un café mientras se escucha algún concierto gratis.
3. Mercado de la Boquería, Barcelona.
También conocido como el Mercado de San José, se encuentra en la Rambla de Barcelona y, además de cumplir su función como mercado de venta de productos frescos a través de sus más de trescientos puestos, se ha convertido en una auténtica atracción turística. Es el mercado más grande Cataluña, el que tiene una oferta alimentaria más variada y el que más visitan los turistas. Inicialmente era un mercado al aire libre que terminó convirtiéndose en un espacio cerrado en 1840. Su cubierta metálica se inauguró en 1914 y la última reforma data del año 2000, aunque actualmente se está planeando otra nueva para adecuarlo aún más al momento actual. En sus más 2.500 metros cuadrados hay más de 200 tiendas que ofrecen productos tradicionales, viandas gourmet, como frutas exóticas, embutidos típicos o setas, y en sus establecimientos regentados por inmigrantes, alimentos propios de Japón, Grecia, Italia o países árabes. Una increíble mezcla de colores y olores. En La Boquería también hay numerosos bares, cafeterías y kioskos en los que tomarse un pincho, un zumo natural o fruta troceada. Entrar en él es como internarse en otro universo.
4. Mercado Lonja del Barranco, Sevilla.
Sito en pleno núcleo turístico sevillano, junto al río Guadalquivir, muy cerca de la Maestranza y al lado de Triana, las Naves de del Barranco se han convertido en un centro de disfrute para miles de ciudadanos y visitantes y en un referente de la gastronomía de la ciudad. Este edificio fue concebido como sede de la Lonja de Pescado de Sevilla y su construcción se llevó a cabo entre 1876 y 1883, año en el que se inauguró. Setecientos metros cuadrados de superficie diáfana cubiertos por unas bóvedas de cañón realizadas en hierro galvanizado. Tradicionalmente esta obra se le ha atribuido al célebre ingeniero francés Gustave Eiffel, aunque su nombre no aparece en la ficha técnica municipal. En noviembre de 2014 se inauguró su remodelación para convertirlo en un mercado gourmet con 20 puestos gastronómicos seleccionados de entre más de 150 propuestas, a los que hay que sumar carros de degustación a modo de puestos móviles y una terraza abierta a orillas del Guadalquivir. Un espacio lleno de luz y vida que se ha convertido en uno de los referentes gastronómicos sevillanos, en un emblema de la ciudad y un lugar para el disfrute de los sentidos.
5. Mercado de San Blas (Plaza de Abastos), Logroño.
En el número 1 de la calle Sagasta, en la capital de La Rioja, el Mercado de San Blas forma parte de la historia, del turismo y de la vida de la ciudad. Se trata de un edificio con más de 80 años de historia restaurado en 1987 que se ha convertido en un espacio limpio y lleno de luz, alegre y bullicioso en el que se pueden adquirir siempre los mejores productos de temporada. Un universo de olores, sonidos, texturas, formas y colores en el que los clientes compran sus productos mientras que los tenderos intercambian sus chismorreos, sus consejos y saludos. El comprador recibirá una agradable mezcla de profesionalidad y campechanía en cada uno de los puestos y a cambio se llevará, siempre a buen precio, los mejores productos de la huerta riojana: acelgas, alcachofas, borraja, pochas, judías verdes... Pero también encontrará pescados de primera, como bacalao, anchoas, chicharro o trucha, y buenas carnes. Y por supuesto, embutidos de primera, especialmente chorizo, algo muy tradicional de la tierra. Un lugar dinámico, divertido e higiénico. Para disfrutar en todos los sentidos.
Seguro que te interesa
10 mercados para recorrerse Madrid
Una hamburguesa gourmet en el burger de Gordon Ramsay de Las Vegas