ZARAGOZA
El pozo de San Lázaro es uno de los lugares más misteriosos de Zaragoza. Estas son algunas de las historias que han hecho posible su leyenda.
El Pozo de San Lázaro es uno de los lugares más misteriosos que podemos encontrar en Zaragoza. Esta sima está en el rio Ebro, concretamente entre los dos arcos más septentrionales que podemos encontrar en el conocido como Puente de Piedra de la ciudad aragonesa.
Su nombre viene dado por el convento de San Lázaro que se fundó en el año 1224 y estaba situado junto al río Ebro, en el Arrabal. Este lugar está repleto de leyendas, y una de ellas asegura que este Pozo de San Lázaro no tiene fondo. Muchos son los que dicen que, en lo más oscuro de sus profundidades, habitan una serie de criaturas que son completamente desconocidas por los seres humanos. Algunos zaragozanos, incluso, piensan firmemente que ese pozo está comunicado con el mar y que esos remolinos que se forman pueden llevarte hasta el mismísimo mar Mediterráneo.
Otra leyenda hace mención a Azucena y Roldán. Se trata de dos enamorados que, completamente desesperados al ver que no pueden estar juntos por la decisión de sus respectivas familias, saltaron al río Ebro. Lo hicieron con sus manos completamente atadas con un cachirulo, el pañuelo típico de Aragón.
La única realidad es que hay bastante desconocimiento en cuanto al Pozo de San Lázaro se refiere, por lo que esto ha hecho posible que surgieran un gran número de leyendas. Para conocer su historia hay que remontarnos a la Edad Media, cuando en la zona del Arrabal estaba situado el Convento de San Lázaro. Los enfermos terminales eran desterrados y pasaban sus últimos días en ese lugar. Cuando morían, eran arrojados a la zona cercana al convento donde los cadáveres se sumergían y terminaban desapareciendo para siempre.
Nos trasladamos al siglo XIII cuando se hablaba de que un monaguillo de tan solo 7 años fue crucificado por unos criminales en el Convento de San Lázaro. El cuerpo fue arrojado al pozo y nunca se llegó a encontrar. Una historia reciente nos hace trasladarnos a 1971, cuando un piragüista falleció en el río tras haber volcado en el Pozo y haber tratado de recuperar su piragua.
Ese mismo año, el 19 de diciembre, tuvo lugar un accidente de autobús en este puente por el que diez personas murieron. Este vehículo se disponía a cruzar el puente cuando el conductor perdió el control, cayendo de lleno en el Pozo de San Lázaro. A pesar de haber caído en la zona menos profunda, el autobús poco a poco se fue sumergiendo. Cada segundo que pasaba era crucial para conseguir sobrevivir al accidente.
Después de todas estas historias y trágicas desdichas surge lo que hoy conocemos como leyenda del Pozo de San Lázaro. En muchas ocasiones es difícil distinguir entre ficción o realidad, lo cierto es que con el paso del tiempo se ha convertido en uno de los rincones con más misterio que podemos encontrar en la ciudad de Zaragoza.