PUENTES
Viajamos hasta Luxemburgo para conocer la historia que esconde el impactante Puente Adolfo. ¡No te dejará indiferente!
Es el momento más que perfecto para poner rumbo a la ciudad de Luxemburgo. Allí encontramos un gran número de construcciones, monumentos y rincones de ensueño. Cada vez son más las personas que dan el paso de visitar este lugar para dejarse llevar por su encanto.
Entre los numerosos lugares que podemos disfrutar en Luxemburgo, hay uno que es verdaderamente significativo. Estamos hablando, cómo no, del conocido como Puente Adolfo. Se trata de un impresionante puente de piedra en arco situado sobre el río Pétrusse. Es tremendamente conocido porque conecta dos puntos muy concretos y conocidos de la ciudad, que no son otros que el Boulevard Real y la Avenida de la Liberté.
Entre sus numerosos datos técnicos, debemos tener en cuenta que tiene poco más de 17 metros de ancho, así como cuatro carriles. Tres de ellos van a Gare, mientras que el cuarto se trata de un carril bus que va a Villa Haute. Y no solamente eso, sino que existen otras dos aceras para que puedan pasar peatones.
No es ningún secreto que el paso del tiempo ha hecho posible que este Puente de Adolfo se haya convertido, indudablemente, en uno de los símbolos principales en cuanto a la independencia de Luxemburgo se refiere. Esto ha provocado que, inevitablemente, se haya convertido en uno de los grandes atractivos turísticos.
Este espectacular puente fue diseñado por Paul Sejourné, uno de los ingenieros civiles franceses más reconocidos en todo el mundo. Pero no lo hizo solo, ya que también contó con la ayuda del ingeniero luxemburgués Paul Rodange. Los dos hicieron un trabajo verdaderamente excepcional.
Cabe destacar que las obras de este Puente de Adolfo comenzaron en 1900, pero no finalizaron hasta 1903. De entre sus numerosas curiosidades destaca el nombre que escogieron, y es que se debe al Gran Duque Adolfo de Luxemburgo. Éste reinó en el país entre los años 1890 y 1905. De hecho, fue el primer monarca que mantuvo ese título sin compartir ningún otro.
No es ningún secreto que este espectacular puente, a pesar de tener ya más de 100 años, sigue siendo popularmente conocido con otro nombre, que no es otro que “Puente Nuevo”. Y es que el antiguo, que no era otro que ‘La Passerelle’, se erigió entre los años 1859 y 1861.
Sin duda, este Puente es uno de los puntos más fotografiados de la ciudad. Y no es para menos. Cada vez son más las personas que se acercan hasta él para ver, en primera persona, esa magia que desprende el que es considerado como uno de los grandes símbolos de Luxemburgo.