Síntomas del viajero
El exceso de estrés provoca que nos pongamos malos cuando nos vamos de viaje.
En muchas ocasiones cuando nos tomamos unas vacaciones y decidimos irnos de viaje, al llegar a otro país caemos enfermos. Pese a estar completamente sanos los días anteriores, sin explicación, nos empieza a doler la cabeza o la tripa y nos arruina el viaje o días libres.
¿Por qué ocurre esto?
En principio se supone que el descanso es bueno, y salir de la rutina diaria proporciona beneficios que nuestro cuerpo necesita. Cuando estamos descansando, sin estrés y disfrutando de nuestro tiempo libre, nuestro cuerpo se relaja ayudándonos a buscar distintas perspectivas y abriendo nuestra mente para volver a nuestra vida diaria con más ganas.
Sin embargo, cuando las personas que sufren mucho agobio y ansiedad debido a su trabajo acumulan la falta de descanso y cuando se toman un momento para ellos tienden a caer enfermos. ¿Por qué? Se ha demostrado que las hormonas del estrés previenen ciertos problemas de salud relacionados con el sistema inmune. Cuando estas defensas se relajan en este tipo de personas, el sistema inmunitario se debilita y está más expuesto a todo tipo de enfermedades. Por ello, son propensos a caer enfermos cuando se toman unas vacaciones y suele coincidir que se van de viaje.
El científico Van Luijetelaar descubrió que existía un aumento en muertes durante las fiestas, en especial los primeros días de las fiestas. El mismo patrón lo encontró en los viajes por vacaciones, cuando estudiaba la prevalencia de los infartos de miocardio. Las personas acumulamos mucho estrés durante nuestro largo periodo de trabajo y cuando nos tomamos un descanso nuestro sistema inmune se debilita provocando una alta exposición a enfermedades de todo tipo.
¿Qué solución aportan los médicos para prevenir esto?
Los médicos recomiendan el ejercicio físico diario, la reducción de la ingesta de cafeína y alcohol y dormir las 8 horas de sueño estipuladas. Nos recomiendan que restablezcamos un equilibrio en nuestra vida, prestando más atención a nuestro entorno social y a cuidarnos a nosotros mismos un poco más, estableciendo pausas para relajarnos y que el estrés no inunde nuestro cuerpo.
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