Un castillo de película
Este castillo situado en el sur de Baviera es uno de los lugares más visitados de Alemania y sirvió de inspiración para el famoso castillo de Walt Disney. ¿Conocéis su historia?
Cada vez más, el Castillo de Neuschwanstein es uno de los símbolos de Alemania. Poco a poco nos vamos acostumbrado a ver su imponente imagen en las guías del viaje del país y los turistas se desvían de sus trayectorias para visitarlo, pues es uno de esos rincones que promete dejar a quien se acerque con la boca abierta.
Se ha convertido en uno de los lugares más visitados del país: en torno al millón y medio al año. Situado en el sur de Baviera, su imagen, su historia y sus curiosidades han volado a través del boca a boca hasta llegar a ser lo que son hoy en día. Ahora bien, ¿qué hay detrás de este Castillo? ¿Qué se esconde?
En primer lugar, ha de aclararse una de las leyendas que giran en torno a él y que le relacionan directamente con Walt Disney. Como sabéis, el símbolo de la famosa compañía es un castillo que ha pasado a llamarse tradicionalmente “un castillo de cuento” y que guarda ciertas similitudes con el protagonista de estas líneas. No es casualidad: el castillo de Neuschwanstein inspiró al rey de la animación infantil.
La historia de su construcción también es de cuento, aunque no tuvo el final feliz que se esperaba. Retrocedemos hasta mediados del siglo XIX, hasta la figura de Luis II de Baviera, conocido como El Rey Loco. Fue él quien ordenó diseñar este castillo que en principio fue conocido como el “Nuevo castillo de Hohenschwangau”, situado a poco más de dos kilómetros del castillo del padre de Luis II, para que así el Rey pudiera supervisar sus obras.
El Rey Loco soñaba con un castillo de cuento, pues había crecido toda su vida escuchando las óperas de Wagner (a quien admiraba excesivamente) y historias de las grandes leyendas alemanas, . Lamentablemente, falleció antes de ver su querido castillo terminado; fue entonces cuando pasó a llamarse Neuschwanstein.
Este nombre, además, tiene que ver mucho con una de esas leyendas que obsesionaban al Rey Loco. Fue la figura del caballero Lohengrin la que le mantuvo obsesionado toda su vida. Era conocido como el caballero del cisne y “Schwan” significa esto mismo: cisne. Además, parece ser que era el animal favorito de Luis II.