Tailandia
Uno de los grandes secretos de Tailandia es, indudablemente, el Templo Blanco. ¿Quieres descubrir la curiosa historia y los elementos que lo forman?
El Templo Blanco de Tailandia es uno de los rincones más espectaculares y secretos del país. Impacta por esas retorcidas formas artísticas, con diversos trozos de espejo que relucen en mitad de ese lago que se encuentra aislado. Además, por si fuera poco, también hay muchísimas fuentes de agua que forman dibujos y, por si fuera poco, refrescan el ambiente.
Este lugar, también conocido como Wat Rong Khun, se trata de una obra inacabada. De hecho, esta nueva etapa lleva en construcción desde el año 1996. Su diseño es absolutamente laborioso, por lo que necesita muchísimo tiempo para completar tal hazaña. Lo más importante de todo es la curiosa historia que hay detrás.
Como decimos, no es un templo muy reciente. Su primera reconstrucción tuvo lugar en la década de los 20 por el mal estado en el que estaba ese templo originario. Se abandonó unos cuantos años por falta de fondos hasta que, en 1996, Chalermchai Kositpipat decidió tomarlo como un proyecto personal para iniciar los trabajos de restauración.
De ahí que decidiera mezclar a la perfección esos rasgos clásicos con los tradicionales. El Templo Blanco se trata de un espectacular complejo que no deja indiferente a nadie ya sea por sus esculturas, sus formas o sus construcciones. Tratamos de alejarnos de las tentaciones a través de factores como la meditación, la contemplación e, incluso, enseñanzas budistas por conceptos como el cielo y el infierno.
El Templo Blanco se encuentra a unos 15 kilómetros, aproximadamente, al sur del centro de Chiang Rai. Cuenta con numerosos elementos de lo más característicos. Uno de ellos es el Puente de la Reencarnación. Es una de las partes más famosas de este templo, por el que se puede acceder al Ubosot (parte central). Este puente representa nada más y nada menos que el paso de la muerte a la vida, a través de la reencarnación. A la entrada están representados el dolor y sufrimiento humano a través de varias manos blancas. Por si fuera poco, destacan dos criaturas de la mitología budista como son los Kinnaree.
No podemos olvidarnos de la Puerta del Cielo, situada nada más pasar el Puente de la Reencarnación. Está custodiada por dos grandes Rahus, es decir, figuras que representan la muerte y deciden, por tanto, la suerte de las personas. El Ubosot es esa parte central del Templo Blanco y está rodeado de un lago. Combina a la perfección elementos clásicos con techos de varios niveles, pero con matices rompedores con imágenes de súper héroes de cómics o, incluso, naves espaciales.
Otro elemento que no podemos dejar de descubrir es La Casa del Oro. Está ubicada justo al lado del Ubosot y es una construcción donde predomina el color oro, por lo que contrasta a la perfección con ese blanco del templo que lleva su nombre. Un color asociado a algo tan espiritual como es el cuerpo, pero también la mente.