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El volcán Etna: ¿por qué se le conoce como el "gigante bueno" de Italia?

Este sábado el Etna ha entrado en erupción y ha crecido hasta 30 metros.

Este fin de semana ha llegado con la erupción del Etna en Sicilia. Se trata del volcán más alto de Europa y, a pesar de que ha hecho saltar las alarmas en Italia, sus vecinos lo consideran uno más y se refieren a él como al “gigante bueno” porque, aunque a veces les ponga la vida patas arriba, no suele causar grandes estragos y trae consigo a multitud de curiosos.

Recibe su nombre del Monte Etna, tiene cuatro cráteres, mide 3.357 metros de altura y suele activarse varias veces al año. Es más, la última vez que escupió lava fue el 21 de febrero y respecto a ese día ha aumentado su altura en 30 metros.

Corrientes de lava, flujo piroclástico e incluso a veces relámpagos, la pesadilla de muchos puede ser toda una aventura para otros. Cada año el Monte Etna y la ciudad de Catania atraen la mirada de curiosos y viajeros, pues no todos tienen la suerte, buena o mala, de vivir bajo un cielo rojo y de escuchar el crujir de las piedras.

La última erupción del Etna

Este sábado, 21 de mayo, se registró la última erupción y el Instituto Nacional de Geofísica y Vulcanología de Italia (INGV) ha anunciado que el volcán ha traído consigo una abundante expulsión de ceniza y lava. Se ha decretado el segundo nivel de alerta para la aviación, pasando así de verde a amarillo.

Esto es algo muy común, ríos de lava impresionantes y nubes de ceniza constantes llevan suspirando en la región desde hace unos 500.000 años. Es un símbolo milenario de la naturaleza desplegando todo su poder sobre nosotros.

El año pasado, las cenizas y los restos del “gigante bueno” cubrieron al menos 16 ciudades alrededor de su cono. En una de sus erupciones, la columna de humo ascendió hasta los 12 kilómetros y un manto negro cubrió toda la región.

Qué ver y qué hacer en el Monte Etna

Se puede apreciar su majestuosidad desde todos los rincones de la ciudad de Catania, por aire, en vela, en bici o incluso ascendiendo hasta la cima del “gigante”.

Un buen momento para visitar esta maravilla de la naturaleza es en invierno, su cumbre queda cubierta de nieve y se convierte en una pendiente de visita obligatoria para esquiadores. Esto no significa que ir en verano sea una mala opción, es más, si vas en la época estival del año, podrás bañarte en la garganta del monte y vivir una experiencia como nunca antes.

A los amantes del senderismo y de las largas caminatas les interesará saber que es posible subir hasta arriba, siempre acompañado de un profesional. Para ello, primero se suben 2.500 metros en teleférico, 400 metros más en un Jeep 4x4 y luego una hora y media hasta la cima.

El atardecer es otra de las maravillas de este pasaje y desde hace algunos años se organizan también tours de vinos locales mientras se disfruta de una puesta de sol impresionante.

Algo que llama mucho la atención es que, por increíble que pueda parecer, las inmediaciones que rodean al volcán son fértiles y en ellas se puede plantar todo tipo de cultivos.

Sin embargo, en ningún caso podemos olvidar que se trata de un fenómeno natural y que es impredecible. Aunque se registren pocas muertes, viajar al lugar en plena erupción puede ser muy peligroso. De hecho, la mayor erupción del volcán fue en 1669 y se cobró la vida de 20.000 personas.

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