¡No hay miedo!
Si alguna vez has pensado hacer un viaje a Noruega, seguramente hayas tenido dos pensamientos: ese viaje debería hacerse en invierno, pero el frio es demasiado fuerte como para animarte a ello. Al final, es más fácil escoger una fecha cercana al 'buen tiempo' y conocer Oslo, la capital, sin sufrir las bajas temperaturas.
Es cierto que en Noruega, como podéis imaginar, hace mucho frío en épocas invernales. No es ninguna broma: los termómetros marcarán varios grados bajo cero durante un par de meses y no habrá forma de entrar en calor. Y eso echa para atrás a muchas personas que desean conocer el país. Sin embargo, son muchas más las razones que invitan a viajar a Noruega en inverno que las que nos impiden hacerlo.
¿Qué tenemos en contra? El frío. ¿Qué tenemos a favor? Todo esto:
1. La nieve.
Sí, la nieve es una razón en sí misma porque Noruega nunca va a estar tan hermosa como lo está cubierta de nieve. Todo es más bonito bajo una capa blanca. El frío nos trae la nieve y nos trae unos impresionantes lagos congelados que parecen de cuento. Bien abrigado, te animarás incluso a caminar por ellos (siempre que sea posible).
2. Actividades relacionadas con la nieve.
No se trata solo de que todo esté más bonito con esa capa de nieve de la que hablamos, se trata de que todo es mejor, más divertido y más entretenido. Volvemos a abrigarnos para disfrutar de las muchas actividades que nos ofrece Noruega en esta época del año: desde caminar por las calles de sus ciudades con raquetas de nieve hasta paseos en trineos que, de nuevo, harán que nos sintamos en un cuento.
3. La posibilidad de ver auroras boreales.
Esta posibilidad es mayor en invierno, cuando las horas de oscuridad ganan a las horas solares. Si tienes suerte (mucha) podrás disfrutar de este espectáculo en el sur, pero lo cierto es que para estar seguro de atraparlas es mejor subir al norte. La ciudad de Tromso es un buen lugar para esto.
4. Descubrir cómo se vive verdaderamente en Noruega.
Los veranos noruegos no difieren demasiado de los veranos mediterráneos; hace más frio, claro, y ciertas costumbres no están instauradas en el país, pero en general no es otro mundo. Los inviernos sí son otro mundo. Así, te sorprenderás viendo cómo las terrazas de los bares están saturadas a principios de enero, cuando tú apenas puedes andar por el frío. La quietud y la tranquilidad de sus ciudades también te dejarán de piedra. Sus horarios de comida, sus horarios de sueño, el ocio que solo existe verdaderamente durante los fines de semana... Para descubrir cómo vive un noruego tendrás que visitarlo en invierno.
5. Es, en general, una experiencia increíble.
No te creerás que a las cuatro de la tarde sea completamente de noche y querrás contárselo a todos tus conocidos cuando aterrices de nuevo en España. Esos mismos conocidos no podrán creer que hayas sobrevivido a temperaturas de veinte grados bajo cero y sentirás que casi te sobra el abrigo en territorio español. Judith Torquemada