TRENES
¿Eres de los que, cuando llega septiembre con su vuelta al cole, piensa en mágicos viajes en tren como el de Harry Potter y sus amigos a Hogwarts? Entonces Irlanda es tu destino.
Hubo un tiempo en el que los viajes en tren era de lo más glamuroso y es que lo de que el avión fuera un medio de transporte de masas es cosa de hace poco tiempo; el tren perdió adeptos a medida que mejoraban las carretas y se multiplicaban los aeropuertos y las líneas aéreas de bajo coste pero no sólo su uso no sólo se recuperó gracias a las líneas de alta velocidad (en no pocos casos tan rápidas como el avión y más cómodas) sino también porque recordamos el encanto y el glamour de los clásicos viajes en tren, ni hablemos ya de la magia al más puro estilo Harry Potter…
Y si hablamos de magia y encanto tenemos que hablar de Irlanda, más ahora que sabemos que podemos recorrer sus lugares más emblemático siguiendo 5 rutas en tren ¿cuáles son estas cinco rutas y dónde te llevan? Eso es exactamente lo que vamos a contarte a continuación:
Empezamos por Rosslare porque, si quieres renunciar al avión y a los aeropuertos, podrías llegar a Irlanda en ferry y desde España; además, dado que Rosslare es la localidad con más días de sol de Irlanda, cabe que allí te sientas como en casa. Una vez en Rosslare podrás disfrutar de tu primera ruta de tren irlandesa, una que te llevará a Dublín siguiendo un recorrido de lo más pintoresco pues pasa por Enniscorthy, localidad famosa por su castillo del S.XII, por los bosques de Rathdrum, cerca de la playa de Leamore Strand (se ve desde el tren), los túneles de Bray Head y la bahía de Killiney. ¿Tiempo de trayecto? Unas tres horas (poca cosa comparadas con las 28 horas de trayecto en ferry de Bilbao a Rosslare).
Nuestra segunda ruta nos lleva a la red de cercanías de la capital irlandesa porque es el medio ideal para recorrer la bahía de Dublín: las vistas son deliciosas y se nos antoja una buena manera de conocer los pequeños y coquetos pueblos de salpican esta bahía; si vas hacia el sur podrás visitar Dún Laoghaire, la localidad que fuera destino turístico durante la época victoriana gracias, precisamente, al tren y también al puerto; si prefieres poner rumbo al norte podrás llegar a Howth, localidad famosa por sus acantilados y marisquerías. La duración del trayecto dependerá de hasta dónde quieras llegar… en todo caso es en la estación Tara Street de Dublín donde podrás comenzar tu viaje.
Derry-Londonderry es una visita obligada en Irlanda, especialmente si viajas a esta isla en otoño, cerca de Halloween porque el suyo es el festival de Halloween más famoso y espectacular del mundo; además, una vez allí, podrás subirte a un tren con destino Coleraine y gozar de una de las rutas de tren que pasa por ser de las más bellas del mundo y es que sigue el recorrido de la emblemática Ruta Costera de la Calzada; además antes de llegar al final de trayecto podrás hacer alguna que otra parada para descubrir, por ejemplo Benone Strand, una larguísima playa virgen irlandesa.
Cork es hoy una de las ciudades más importantes de Irlanda y también de las mejor comunicadas y más desarrollada industrial y empresarialmente, un desarrollo que se expande y llega a Cobh, la histórica ciudad que en tiempos de la reina Victoria era conocida como Queenstown (pues la había visitado la reina…) y que fue, además, el último puerto que en el que atracó el Titanic antes de su terrible naufragio. La ruta en tren que une Cork y Cobh es breve, apenas 25 minutos, y te permitirá llegar de la ciudad que cuenta con un Museo de la Mantequilla (Cork) a la que te enamorará con sus casas de colores y su castillo (también por su museo del Titanic).
Esta ruta es doblemente atractiva: en primer lugar porque nos lleva a los escenarios irlandeses de Juego de Tronos y en segundo lugar porque el tren que la recorre no es que tengan encanto o sea vintage, es que rueda impulsado por una locomotora de vapor así que viajar en él es como viajar al pasado. Además Downpatrick es un lugar que bien merece una visita porque su importancia en Irlanda es notable, es de hecho lugar de peregrinación porque aquí está la tumba del santo irlandés por excelencia: San Patricio; de ahí parte la ruta y nos lleva a la Abadía de Inch (escenario de Juego de Tronos) en solo 10 minutos que bien merecen la pena aunque solo sea por las vistas de las montañas de Mourne que inspiraron a CS Lewis para escribir Las crónicas de Narnia y donde también se rodaron escenas de Juego de Tronos.