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UN LAGO PINTORESCO EN CANADÁ

Abraham, el lago de las burbujas congeladas

Las plantas del fondo de este lago canadiense desprenden burbujas de gas metano que se congelan antes de llegar a la superficie. El resultado, un paisaje único y fascinante que atrae a cientos de personas a los pies de las Montañas Rocosas.

Imagen no disponibleMontaje

Fue en 1972 cuando, a los pies de las Montañas Rocosas, al oeste del Estado de Alberta, se levantó una presa de grandes dimensiones. Se trata de la presa de Bighorn, una megaconstrucción que dio lugar a un lago artificial que, sin pretenderlo, se ha convertido en toda una atracción turística de la naturaleza del North Saskatchewan, uno de los ríos más caudalosos del medio oeste de Canadá. Y es que el lago Abraham no parece de este planeta.

Con una superficie de 53,7 kilómetros cuadrados, una longitud de 32 km. y una anchura de poco más de 3,3 km., se encuentra entre los más fascinantes y pintorescos del mundo. Y todo gracias a una acción de las plantas que crecen en su fondo. Estas liberan gas metano, pero antes de llegar a la superficie se congela, lo que provoca que las burbujas se petrifiquen por el río. Así, la unión de las burbujas termina creando una seria de columnas que son cada vez más profundas a medida que decrece la temperatura del agua del lago, durante los meses de invierno.

El resultado, como se puede ver en las imágenes, es un lago moteado de intensos colores celestes, blancos y turquesas, sobre un fondo azul oscuro, propio del agua a tan baja temperatura. Con la extensión tan gigantesca del pantano, así como con las Montañas Rocosas al fondo, de testigos de excepción, la naturaleza plástica es enorme, y no es de extrañar que sean muchos los fotógrafos y pintores que cada invierno vienen aquí a jugar con sus cámaras en busca de la instantánea más bella o sus pinceles para atrapar en un lienzo el paisaje.

La historia del nombre del lago también tiene su parte pintoresca. El Gobierno de Alberta decidió realizar un concurso entre los estudiantes de la región para que eligieran a un personaje relevante que fuera, para siempre, el que diera nombre al lago. El elegido fue Silas Abraham, un habitante de la región del siglo XIX y principios del XX, que ejerció de explorador y de guía por el valle para muchos aventureros, así como construyó el primer refugio de la zona.

Lo bueno de visitar el lago Abraham es que se pueden conseguir instantáneas únicas, especialmente porque se puede caminar sobre él para conseguirlas. El hielo es lo bastante grueso en todo momento, aunque la sensación que se tiene es que se puede quebrar en todo momento, de ahí que no falte un puntito de adrenalina único y lleno de interés. A los pies del Monte Michener, la carretera David Thompson (número 11 interestatal) bordea su costa occidental, lo que permite alcanzarlo con la vista por completo.

Está a no demasiado distancia de Edmonton y Calgari, ambas a poco más de tres horas en coche. También es posible llegar trazando toda una ruta por medio de la naturaleza del oeste de Canadá saliendo de Vancouver. En ese caso, son nueve horas y media de viaje, por lo que se podría hacer una parada intermedia para pernoctar en alguno de los pintorescos pueblos del interior o a los pies del lago Shuswap. Toda una aventura.

Más información:
Turismo de Canadá