PORTUGAL
El Algarve, al sur de Portugal, es un destino de escándalo en cualquier época del año aunque no siempre por las mismas razones.
Cuando llega el verano el Algarve se convierte en el destino predilecto de los amantes de las playas y el mar pero, aunque el tiempo no sea tan cálido durante el resto del año, lo cierto es que el encanto de esta zona de Portugal permanece, dicho de otro modo, va más allá del calor y del verano, es más, en pleno invierno el Algarve luce un atractivo muy especial: el de sus almendros en flor.
Conocemos bien el Algarve de playa y costa, algo menos el verde y de interior y es precisamente ahí donde descubrimos los campos de frutales en los que crecen naranjos, higueras, viñedos y almendros; estos últimos son los que ofrecen un espectáculo inolvidable desde finales de enero y hasta bien entrado el mes de marzo, época de su floración, una floración que convierte al Algarve verde, el de interior, en un Algarve blanco y rosa pálido, los colores de las flores del almendro.
Es tan espectacular la floración de los almendros que en el Algarve celebran diferentes eventos para celebrarla: el Festival de los Almendros en Flor de Alta Mora del 2 al 4 de febrero, famoso por sus talleres gastronómicos, exposiciones, artesanía, música en vivo y rutas de senderismo y el Cross Internacional de los Almendros en Flor de Albufeira, que es la prueba de atletismo más antigua de Portugal, el 25 de febrero.
Un lugar como el Algarve, ligado a los almendros en flor, tiene que tener por fuerza a las almendras como protagonistas de su gastronomía y tu viaje no estará completo si, además de disfrutar del espectáculo natural de la floración de estos árboles, no degustas sus frutos en recetas portuguesas de lo más sabrosas como el nogado (preparado con almendra y miel) o los queijinhos (elaborados con pastel de naranja y almendras).
A poco foodie que seas seguro que estos bocados te recuerdan a la tradición gastronómica árabe y es que, al menos en lo que a las leyendas se refiere, los almendros de el Algarve tienen mucho que ver con un rey musulmán en los tiempos en los que el Algarve se llamaba Al-Gharb: cuenta la leyenda que el rey musulmán se casó con una princesa nórdica que sentía una profunda nostalgia por los paisajes nevados y helados en los que había crecido ¿y qué hizo el rey para consolarla? Hizo plantar almendros, una árbol de floración temprana (florece de hecho en invierno, antes de que llegue la primavera) y que es famoso por sus flores blancas que pintan paisajes que pueden parecer tan primaverales como evocar el blanco de las nieves nórdicas.
Ponerte el Algarve por destino es siempre una buena idea, incluso en invierno, cuando florecen los almendros.