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Alila Jabal Akhdar, resort sobre un desfiladero en Omán

Alila Jabal Akhdar, resort sobre un desfiladero en Omán

El complejo hotelero, sobre la cordillera de Al Hajar, preside un paisaje fascinante de montañas desérticas y pueblos fantasma.

Situado a 2.000 metros de altura sobre el nivel del mar, en el extremo de una montaña de la cordillera de Al Hajar que preside un gigantesco desfiladero prácticamente ralo de vegetación, encontramos uno de los complejos hoteleros más exóticos del mundo. Se trata del resort Alila Jabal Akhdar (un nombre que podríamos traducir como 'el verde de la montaña') y que ha sabido unir arquitectura de vanguardia con diseño exclusivo y naturaleza. Estamos en Omán, en una de las regiones más inhóspitas de este rincón del sur de la península Arábiga. Encaramado en la roca, un resort diferente, sin playa, pero con unas vistas que no desmerecen ni envidian en nada a la de los más exclusivos complejos playeros de Micronesia. Cada uno con su particular encanto, y es que levantarse por la mañana con la majestuosidad de los desfiladeros de la cordillera entrando por la ventana, no es cosa de todos los días. El Alila Jabal Akhdar cuenta con 80 suites, repartidas en diferentes edificios de piedra de hasta dos alturas en los que destacan los pequeños balcones con remate de tejas clásicas de barro. Este páramo de exclusividad ha sido diseñado por el estudio de arquitectura Atkins, que utilizó materiales locales, sobre todo piedra, para que el conjunto se mimetizara con la montaña. Del interiorismo se ha encargado la firma tailandesa P49 Design, que se ha inspirado en la cultura y tradición de Omán para crear los espacios. Especialmente llamativos los de sus dos suites Jabal, dos villas con piscina privada y grandes dormitorios. El complejo cuenta, además, con un restaurante de lujo, el Juniper, así como el Rose Lounge, un espacio perfecto para tomar una copa o descansar entre excursión y excursión por el desierto. Y es que aquí se puede disfrutar de rutas guiadas por la cordillera y el desierto, visitando cuevas, pueblos fantasma y antiguas plantaciones. A dos horas y media del aeropuerto de Mascate, un enclave único a partir de 428 €/noche.