GRAN CANARIA
Viajamos hasta Gran Canaria para conocer la historia que esconde la imponente Basílica de Nuestra Señora del Pino.
Es el momento más que perfecto para poner rumbo a la isla de Gran Canaria, concretamente al municipio de Teror, para descubrir una de las edificaciones religiosas más sorprendentes. Estamos hablando, como no, de la Basílica y Santuario Mariano de Nuestra Señora del Pino.
Esta construcción es especial por diversas cuestiones. Entre ellas, por ser uno de los templos espirituales más importantes de las Islas Canarias. Por si fuera poco, es considerado como el primer templo mariano de las islas que recibe el título de Basílica de la mano de la Santa Sede.
La Basílica de Nuestra Señora del Pino, a través de su historia
Para comenzar, debemos tener en cuenta que tres han sido los templos que han acogido a la Virgen del Pino. El primero de ellos fue la ermita de Santa María de Terore que data del siglo XVI. La segunda, la iglesia parroquial y, por último, la iglesia actual, que obtuvo la categoría de Basílica Menor en el año 1916.
El actual templo fue erigido entre los años 1760 y 1767, siguiendo las órdenes de don Antonio de la Rocha, coronel. De estilo barroco, la Basílica está perfectamente cubierta por un imponente tejado a dos aguas, con tres naves enmarcadas por un total de catorce arcos de medio punto sostenidos por espectaculares columnas.
No podemos dejar de mencionar sus impresionantes vidrieras, situadas en los laterales, donde quedan representados los misterios del Rosario. Un dato curioso de esta Basílica es que, tras el altar mayor, se encuentra el camarín de Nuestra Señora del Pino, que comunica directamente con la sala de las alhajas y de los mantos.
Un elemento a destacar es, sin lugar a dudas, la conocida como Torre Amarilla. Se erigió antes que todo el conjunto, concretamente en 1708 para la segunda iglesia parroquial. Estamos ante un impresionante ejemplo de estilo manuelino portugués en el arte canario. Además, es una copia de una de esas antiguas torres de la Catedral de Santa Ana, que desaparecieron tras la construcción de la fachada actual.
En cuanto al retablo de la Capilla Mayor, debemos tener en cuenta que fue sufragado por nada más y nada menos que la familia Carvajal y Matos. Además, el profesor Alonso Trujillo, reconoció que era uno de los ejemplos más importantes y significativos del estilo rococó en la isla de Gran Canaria.
Cabe destacar que en el interior de la Basílica de Nuestra Señora del Pino encontramos un amplio y variado patrimonio artístico y devocional. Esto queda reflejado en diversos elementos, como son pinturas, esculturas, orfebrería y hasta mantos. De entre todos ellos, destaca la Imagen que da nombre a este templo, cuyo origen está envuelto en misterio.
La historia sitúa su aparición en un ejemplar de pino canario, que desapareció en el año 1684. De ahí tomó su denominación actual. Esta imagen, que en otros tiempos era conocida como Santa María de Terore, fue atribuida a Jorge Fernández, reconocido escultor, en la primera mitad del siglo XVI. ¡Es espectacular!