FRANCIA
Es el momento de conocer la historia que hay detrás de la espectacular Basílica de Nuestra Señora de las Victorias que podemos encontrar en la ciudad de París.
París es una de las ciudades que más visitantes recibe, año tras año. Esto no es producto de la casualidad, ya que se trata de un lugar verdaderamente mágico y especial. Cada vez son más los que deciden dejarse llevar por su historia, sus monumentos y sus edificaciones. ¡Son sencillamente espectaculares!
Una de las que más llama la atención, sin lugar a dudas, es la conocida como la Basílica de Nuestra Señora de las Victorias. Podemos encontrarla en la calle Notre-Dame-des-Victoires, concretamente en el número 6, en el segundo distrito de la capital francesa. Tal es su espectacularidad que en 1927 fue elevada al rango de basílica menor.
La Basílica de Nuestra Señora de las Victorias de París, a través de su historia
Para conocer más datos sobre esta edificación parisina, debemos viajar hasta el año 1619. Por aquel entonces, los Agustinos Descalzos tomaron la firme decisión de establecer un convento, bajo el nombre de Notre-Dame-des-Victoires, en un terreno de tres hectáreas que habían adquirido en bolsa.
Así pues, debemos tener en cuenta que Notre-Dame-des-Victoires es nada más y nada menos que la antigua capilla de los “Petits Pères”, cuya construcción se llevó a cabo entre los años 1629 y 1740. De hecho, el día 8 de diciembre de 1629 fue el instante en el que los cimientos fueron bendecidos por Jean-François de Gondi, arzobispo de París.
Por si fuera poco, tan solo un día después, el histórico Rey Luis XIII fue el que colocó la piedra angular frente a funcionarios de la ciudad de París y miembros de la Corte. La construcción de esta edificación religiosa se produjo gracias a la financiación del Rey, aunque con una condición.
¿En qué consistía? Que estuviera dedicada a su victoria respecto a los protestantes en La Rochelle. Esto se produjo, según el monarca, por la intercesión de la Santísima Madre. Teniendo en cuenta que la primera de las iglesias era realmente pequeña, en 1656 se llevó a cabo una primera reconstrucción.
A pesar de que esa nueva iglesia, en 1666, no estaba terminada sí que decidieron consagrarla. Las obras finalizaron en 1737. Por si fuera poco, cabe destacar que en este lugar existió tanto un doble claustro como un imponente jardín. Todo ello hasta la llegada de la Revolución.
Por aquel entonces, fueron elementos que cayeron en desuso. Es más, la iglesia llegó a convertirse en nada más y nada menos que en un hogar de la Lotería Nacional, así como una bolsa de valores. Los restos del monasterio se destruyeron en 1858 y, en ese mismo sitio, no solamente construyeron una oficina para el alcalde de ese distrito parisino, sino también una comisaría de policía.
Por si fuera poco, cabe destacar el nombre de Charles-Éléonore Dufriche-Desgenettes, quien fue párroco de esta edificación religiosa hasta el año 1832. No fue hasta diciembre de 1836 cuando empezó a hacerse efectiva la idea de poder consagrar la parroquia al Inmaculado Corazón, para un objetivo claro: la conversión de todos y cada uno de los pecadores.
De ahí que se fundara la conocida como Archicofradía del Inmaculado Corazón, cuya aprobación por el Papa Gregorio XVI llegó en abril de 1838. Esta archicofradía fue la base de otras tantas que se fueron creando en todo el mundo. Por lo tanto, es más que evidente que esta Basílica ha marcado un antes y un después en numerosos sentidos.
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