FRANCIA
La Basílica de Saint-Tugdual de Tréguier es una de las construcciones más espectaculares que podemos encontrar en Francia.
Es el momento más que perfecto para conocer la historia de uno de los templos católicos más sorprendentes de Francia. Estamos hablando, cómo no, de la Basílica de Saint-Tugdual de Tréguier. Fue construida entre los siglos XIV y XV, en estilo gótico, aunque tiene una parte en estilo románico, que corresponde con la Torre Hasting.
Una de las tantas curiosidades de este templo es que cuenta con nada más y nada menos que tres torres, y todas ellas descansan sobre el transepto. En cuanto al nombre, es porque esta construcción es en honor a un religioso del siglo V que se llamaba Tudwal de Tréguier. El rango de basílica menor lo obtuvo en febrero de 1947, por el Papa Pío XII.
La Basílica de Saint-Tugdual de Tréguier, a través de su historia
Esta construcción llama la atención, entre otras cuestiones, porque estamos ante una ciudad pequeña. Pero todo se debe a que Tréguier se convirtió en un punto de peregrinación para San Tudwal y San Yves. En el siglo VI, coincidiendo con las invasiones anglosajonas, Tudwal abandonó Gales para establecer su residencia en Bretaña.
Era pupilo en Llanwit Major, un monasterio que fue fundado por San Iltud. Fue en el año 532 cuando tanto él como el resto de compañeros decidieron erigir un monasterio conocido como Landreguer. Alrededor de este, surgió la ciudad que se denominó Tréguier. Tudwal fue elegido obispo por el Rey Childeberto. De ahí que del Monasterio surgiera nada más y nada menos que una Catedral en honor a San Andrés.
En el siglo IX, como consecuencia de las invasiones normandas, Tréguier (y por ende la catedral) fueron destruidos. El obispo de aquel entonces, Gorennan, huyó y el cuerpo de Tudwal fue trasladado a Chartres. Es importante saber que el obispado de Tréguier fue creado en 950 y, hasta 20 años después, tuvieron que conformarse con una catedral de madera.
Fue el obispo Gratias quien avivó las ganas de comenzar con la construcción de una nueva catedral, que destacaría por su estilo románico. Se oficializó gracias al obispo Hughes de Tréguier y fue financiada por los hijos del conde de Bretaña. De esta etapa tan solo queda en pie la conocida como Torre Hastings. Recibe ese nombre por uno de los líderes de los invasores normandos.
Otro año a destacar es 1339, coincidiendo con el obispado de Richard de Poirier. Es en ese momento cuando comienza la construcción de la catedral gótica. Aunque se comenzó por el pórtico occidental, tan solo dos años después de empezar tuvieron que paralizar las obras. Y todo por la guerra de sucesión bretona.
En esta ocasión, los bretones quedaron completamente arruinados y devastados por la guerra. Esto propició que los ingleses, en 1345, invadiesen el área. Tanto es así que llegaron a usar la catedral como parte de su guarnición. Así pues, destruyeron gran parte del edificio, pero lo que dejaron intacta fue la tumba de San Yves.
La lucha terminó con el tratado de Guérande, lo que permitió que se reanudaran las obras. El paso de los años permitió que se fueran añadiendo muchos más elementos, como es el escudo de armas de Morelli, así como el “Porche du Peuple”. Es más, en 1420, el Duque Juan V ya tenía una capilla para ser enterrado en ella.
Entre los años 1785 y 1787 se decidió reemplazar una aguja de plomo (dañada por fuertes tormentas) por una de piedra, gracias a la financiación de Luis XV. Unos años más tarde, en 1793, la Catedral fue saqueada por unos revolucionarios pero, a pesar de eso, en 1801 volvió a ser utilizada para el culto. En 1860 se tomó la iniciativa de despejar varias casas cercanas para poder ver la construcción sin obstrucciones. En 1946, fue elevada al rango de Basílica menor.