Basílica de San Agustín de Roma: ¿sabías que en la fachada se utilizó mármol del Coliseo?

Roma es una de las ciudades que, año tras año, recibe más visitantes. Esto no es producto de la casualidad, ya que estamos ante un destino verdaderamente especial, tanto a nivel histórico como cultural. Muchas son las edificaciones, monumentos y leyendas que no dejan indiferente a nadie.

Un claro ejemplo lo encontramos en la conocida como Basílica de San Agustín o Sant’Agostino. Se trata de una basílica menor dedicada al Santo que le da nombre. Estamos, a su vez, ante la iglesia madre de la Orden de San Agustín. Está situada en la conocida Piazza Navona.

Para conocer la historia de la Basílica de San Agustín de Roma, debemos tener en cuenta que, en un primer momento, fue concebida en 1286 en el lugar en el que se encontraba una iglesia dedicada a San Trifón de Campsada. Pero si hay algo por lo que es conocida esta basílica es porque destaca ese impresionante estilo renacentista romano.

Guillaume d’Estouteville es uno de los nombres a destacar en cuanto a la creación de esta Basílica de San Agustín. Él no solamente ostentaba el cargo de arzobispo de Rual, sino también era canciller papal. Una de las cuestiones que más llama la atención de esta Basílica es la fachada.

Giacomo di Pietrasanta fue el encargado de construirla en 1483 y, para ello, utilizó mármol cogido directamente del Coliseo de Roma. En cuanto al interior, podemos encontrar un gran número de obras de arte que pertenecen a grandes artistas de la época. Entre ellos, nos encontramos con Caravaggio, Guercino y Rafael.

De hecho, la obra de arte más famosa que podemos encontrar en la Basílica de San Agustín de Roma es la Virgen de Loreto, de Caravaggio. Pero no solamente cuenta con pinturas, sino también con esculturas. Una de las más famosas es la Virgen del Parto, obra de Jacopo Sansovino.

Es más, esta escultura cuenta con una sorprendente leyenda a sus espaldas. Hay quien dice que se creó adaptando una antigua estatua de Agripina sosteniendo a Nerón en sus brazos. Sea como sea, lo cierto es que, tradicionalmente, ha sido considerada como una escultura que concede milagros.

En la Basílica encontramos diversas sepulturas. Una de las más conocidas es la de Santa Mónica, madre de San Agustín de Hipona. Pero no es la única, ya que también podemos encontrar los restos de la Fiammetta (amante de César Borgia) y la Contessina de Médici, hija de Lorenzo el Magnífico. Por lo tanto, estamos ante una construcción religiosa verdaderamente sorprendente que, desde luego, merece mucho la pena visitar.