Europa
El trabajo de 15.000 obreros permitió a la ciudad de Belfast celebrar el primer centenario de la botadura del Titanic con una de las obras más interesantes de la arquitectura contemporánea. A tiempo para el evento, en 2012 abrió sus puertas en el puerto de la capital de Irlanda del Norte el Titanic Belfast, un gigantesco museo que impresiona por su exterior, con grandes placas de aluminio que brillan al sol, imitando las olas y el hielo a los que tuvo que enfrentarse en buque en su fatídico final. Su emplazamiento no es casual. El museo se encuentra situado en el corazón de la ciudad, junto al lugar en el que se construyó el trasatlántico a principios del siglo XX. Hoy es el mayor centro interactivo del mundo dedicado al Titanic, y no solo por su altura, con 27 metros, sino por sus dimensiones, que coinciden con las del barco desde la quilla hasta el puente, y que cuenta con un aforo para 3.547 visitantes a la vez, es decir, la misma capacidad que el propio trasatlántico. Muchos guiños en una joya arquitectónica. Aquí es posible conocer toda la historia del barco, más allá de su hundimiento. Así, nos podemos acercar a su diseño, aprender detalles sobre su construcción y botadura y ver todo tipo de planos. En total son nueve las galerías que componen la exposición, siendo la última la de la tragedia. En todas ellas, efectos espaciales, imágenes digitales y un tour en tres dimensiones por cada una de las plantas del buque hacen las delicias de pequeños y mayores. Para visitarlo hay que reservar cita (día y hora aproximada) en la web del museo. Los niños, hasta 16 años, pueden complementar su entrada con un 'Activity Pack' que añade una guía especial para ellos, un libro de actividades, puzzles, lápices, cuadernos... La entrada convencional es de 19,70 € para los adultos y la experiencia se queda grabada para siempre en la retina, como la silueta del buque, como la famosa película, como la no menos famosa canción...