UNA CARRETERA PELIGROSA
Cuando el Banco Interamericano de Desarrollo lo bautizó como el camino más peligroso del mundo no buscaba un tono dramático ni efectista, sino hacer palpable una realidad: el Camino a los Yungas no era una carretera más. Y es que la difícil orografia del centro de Bolivia no permite crear caminos fácilmente transitables, mucho menos para camiones o autobuses, por lo que conducir entre La Paz y Coroico se convertía en toda una aventura cara a cara con la muerte.
Con un camino estrecho de apenas espacio para un carril (3 metros de ancho en algunos lugares, sin guardarraíles), esta carretera se tornaba extremadamente peligrosa por los abismos al lado de más de 800 metros de profundidad. Tal era la dificultad y el peligro que se le llamó, y aún se la llama, la 'carretera de la muerte'. Las cifras de más de 100 despeñados al año que se mantuvieron incluso ya entrada esta década no hicieron más que elevar la leyenda.
Afortunadamente, hoy ya existe un camino alternativo, mucho más seguro, que ha sustituido este peligroso tramo de la Ruta 3 boliviana. Pero el Camino a los Yungas dista mucho de haber sido abandonado.
Ahora es uno de los centros turísticos más importantes de Bolivia, al ser motivo de peregrinaje de cientos de cicloturistas de montaña y deportes extremos, que vienen aquí a probar nuevas experiencias. La parte más complicada del antiguo camino se ha adaptado como ruta para los amantes de las dos ruedas, que igualmente siguen pedaleando junto a barrancos pronunciados y en pisos que suelen estar húmedos por las intensas lluvias y la niebla constante.
La ruta tiene su inicio en la zona montañosa de La Cumbre, en La Paz, a una altura de 4.700 metros sobre el nivel del mar, y desciende hacia los valles de los Yungas, hasta Yolosa, que está a 1.100 metros. Una bajada de vértigo que se realiza con guías e instructores especializados para asegurar que no ocurre ningún accidente y que ofrecen diferentes empresas que se encargan de prover material y el retorno a La paz.
El recorrido suele durar unas 6 horas en bici, en las que será fácil maravillarse ante paisajes increíbles, con paradas para tomar fotos, disfrutar junto al grupo y, sobre todo, descargar adrenalina.
Más información:
Turismo de Bolivia